LA RAZÓN, 9/12/11
MADRID-El hallazgo, por efectivos de la Ertzaintza, de un «zulo» en Abadiño (Vizcaya), en el que ETA guardaba material con el que se podían fabricar varias bombas activadas con temporizador, demuestra que la banda no tiene ninguna intención de entregar las armas. Si el «cese definitivo» que anunció durante la precampaña electoral fuera cierto, el mantenimiento de este tipo de escondites no sería necesario. Si los conserva, según expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN, es porque la posibilidad de volver a los atentados forma parte de su «agenda», sobre todo si el nuevo Gobierno no sigue con el «proceso» que fue pactado con socialistas y nacionalistas.
El material, guardado en un bidón, perfectamente camuflado, consistía en sustancias con las que se fabrica el amonal (nitrato), detonadores y temporizadores. Los artefactos activados mediante relojes digitales han sido utilizados por la banda para atacar, entre otros objetivos, a empresas cuyos propietarios no se sometían al chantaje del «impuesto revolucionario».
La banda dispone de abundantes armas, largas y cortas (entre ellas la mayoría de las robadas en Francia durante el anterior «proceso»), explosivos y, en pleno alto el fuego, fue sorprendida en una «acción de abastecimiento», cuando uno de sus miembros volvía de Italia a Francia después de comprar material con el que fabricar artefactos. ¿Para qué adquirió esos productos si había decidido el cese definitivo de sus actividades?. Es obvio, subrayan las fuentes consultadas, que estamos ante una gran mentira. En el «zulo», que no era muy antiguo y se mantenía “operativo”, había unos 30 kilos de nitrato, polvo de aluminio, detonadores, temporizadores. Estaban guardados en un bidón de un metro de altura, que aparecía limpio, lo que supone que, en su momento, se habrían realizado labores de mantenimiento.
«Se trata del “kit” para que un «comando» pueda cometer varios atentados con carácter inmediato, si la banda decide romper el alto el fuego»,según los mismos expertos, que subrayan la importancia de «no bajar la guardia» y mantener toda la presión sobre los terroristas y su entramado.
LA RAZÓN, 9/12/11