Después del comunicado de ETA, va a ser Batasuna quien moverá la siguiente ficha en el tablero político vasco. Le convendría no echar en saco roto las advertencias formuladas por el Gobierno, máxime cuando tiene en contra toda la jurisprudencia.
El comunicado de ETA ha sido recibido con una gran dosis de escepticismo en la sociedad y en buena parte de la clase política. La consideración de que resulta insuficiente se extiende desde el Partido Popular hasta Aralar, con diferentes matices. Batasuna, sin embargo, se ha pasado en elogios superlativos, como si las claves del papel etarra estuvieran escritas en tinta simpática que sólo ellos pueden leer.
Donde el resto del mundo tiene la sensación de estar ante una repetición de frustrantes episodios pasados, los dirigentes de Batasuna creen que estamos en un momento histórico sin precedentes. Semejante abismo en la valoración del pronunciamiento etarra muestra el terreno que aún tiene pendiente de recorrer el entorno político de ETA hasta llegar al espacio común de los demócratas.
Sin embargo, también podría ocurrir que, ante la insuficiencia de los movimientos de ETA, Batasuna ha decidido crear una realidad virtual para tratar de obtener el visto bueno al partido que en las próximas semanas presentará en el registro del Ministerio del Interior. Las perspectivas no son buenas ni después del comunicado de ETA. El vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba señaló que las exigencias siguen siendo las mismas (o ETA deja la violencia o Batasuna rompe con ETA), sin que se haya dado ninguno de los dos supuestos, por mucho que se empeñen los dirigentes de la izquierda abertzale en decir que el comunicado del lunes es el final de la banda.
La exigencia del Gobierno a Batasuna no es una reclamación gratuita ni caprichosa, sino un requisito derivado de las sentencias de los tribunales. El presidente de la Audiencia de Guipúzcoa, Iñaki Subijana, declaraba recientemente (Diario Vasco 9/I/2011) que “la jusrisprudencia unánime del Tribunal Supremo, el Constitucional y el Europeo de DerechosHumanos ha considerado que Batasuna era un instrumento político de ETA. Desde esa perspectiva, la incorporación de Batasuna al sistema democrático exige que de forma inequívoca y concluyente condene la violencia de ETA”.
La sentencia del Constitucional que ilegalizó a Aukera Guztiak precisaba que no basta un condena genérica de la violencia, en abstracto, sino que debe hacerse del terrorismo concreto que ha azotado al País Vasco y del que Batasuna ha sido cómplice.
De no dar ese paso, Batasuna se arriesga a que cuando presente los estatutos de su partido en el registro, el Ministerio del Interior rehúse aceptar la inscripción de la nueva formación y aplique lo establecido en el artículo 5.2 de la ley de Partidos comunicando a la Fiscalía sus sospechas para que sean los tribunales los que determinen la aceptación o no de un grupo promovido por una organización ilegalizada.
Después del comunicado de ETA, va a ser Batasuna quien moverá la siguiente ficha en el tablero político vasco. Le convendría no echar en saco roto las advertencias formuladas por el Gobierno, máxime cuando tiene en contra toda la jurisprudencia.
Florencio Domínguez, LA VANGUARDIA, 12/1/2011