La foto del bochorno

EL MUNDO  01/03/17
F. JIMÉNEZ LOSANTOS

AUNQUE algunos medios digan que EL MUNDO y La Vanguardia publicaron ayer la misma foto del Rey, Soraya y Jonqueras colegueando felices en la Feria Mundial del Móvil, la nuestra es muy superior. Se ven con más claridad los dedos de la mano izquierda del caid separatista –cortos, morcillones, entre percebes y peus de porc– posados en el bracito izquierdo de la Virreineta, mientras la grosezuela mano diestra alcanza el punto G del Viceomóplato y provoca en Doña Diáloga una suerte de risa convulsa, diríase multiorgásmica, entre la gratitud y la sorpresa. Asegura Jonqueras que los catalanes comparten más ADN con los franceses que con los españoles. Será por eso que a Soraya parece que la masajee Alain Delon.

También se ríe el Jefe del Estado, cuyo atronador abucheo en el Nou Camp al sonar el himno nacional ha debido de ser también masajeado, al punto de olvidarlo. Y mientras Homs se reía del Supremo y la alianza de la banda de Pujol y la de Junqueras promovía una nueva iniciativa golpista, dirigentes de Sociedad Cívica Catalana, de Empresarios de Barcelona y la única directora de instituto que se negó a entregar la llave de su centro para el referéndum del 9-N se quejaban amargamente en Madrid de que el Estado español haya desaparecido de Cataluña y de que han abandonando a los catalanes no separatistas al terror y el apartheid de esos déspotas con los que se ríe el Rey y alcanza la vicepresidenta su plena beatitud espasmódica.

Por desgracia, no es que el Gobierno y el Rey hayan abandonado a los catalanes españoles sino que sólo tratan, dialogan, se ríen y financian a los catalanes que a diario combaten a España y a la libertad. Nada espero de la vicepresidenta. Si tuviera algún decoro, no diré patriotismo, sus televisiones no favorecerían a la marca roja del PP (Podemos) y, de paso, al separatismo. Lo del Rey es peor, porque en contra de su discurso de coronación y 10 días después de la suelta judicial de los Borbondanga, ha faltado a su compromiso personal, refrendado con el juramento ante las Cortes de la nación, que fue el de defender la Constitución y que la Corona diera prueba permanente de ejemplaridad. Ni lo uno ni lo otro. No está con los catalanes que defienden la Constitución y se monda con los separatistas. No sé dónde le ve la gracia, la verdad. A mí no me hace ninguna.