El nuevo conseller de Interior de la Generalitat, Joaquim Forn, estrenó ayer el cargo con un acto público durante el que prometió que los Mossos d’Esquadra permitirán la celebración del referéndum del 1 de octubre, que el Tribunal Constitucional (TC) considera ilegal. En rueda de prensa, tras mantener su primer contacto en persona con los principales mandos del cuerpo, Forn garantizó que sus agentes colaborarán para que los catalanes que participen en la votación lo hagan «con libertad» y «seguridad».
El papel que jugará la policía de la Generalitat es una de las claves para calibrar el destino de la votación independentista. Para evitar obstáculos, el Govern ha remodelado en las dos últimas semanas por completo la cúpula de Interior y ha colocado a políticos dispuestos a llegar hasta el final con el referéndum. En esa línea se enmarca Forn, quien ayer insistió en que los Mossos «permitirán que cualquier ciudadano pueda votar en situación de tranquilidad».
Pese a su convencimiento en la participación activa de los Mossos d’Esquadra durante el 1-O, el conseller también mantuvo ayer la estudiada ambigüedad con la que todos los miembros del Govern se refieren a los detalles prácticos del referéndum para prevenir posibles consecuencias judiciales. Forn sostuvo que «la policía de Cataluña cumplirá la Ley y hará cumplir la Ley. Continuará haciendo lo que ha hecho siempre. Los Mossos no se diferencian de cualquier otra policía». Se cuidó de especificar que quizá no se refería a la ley vigente –la española–, sino a la normativa propia para Cataluña que el Govern y los partidos soberanistas del Parlament aspiran a activar en el último momento a través de las denominadas leyes de desconexión.
En ese aspecto, el discurso de Forn no ha variado con respecto al de su antecesor, Jordi Jané, fulminado la semana pasada por el president Carles Puigdemont y el vicepresidente, Oriol Junqueras, al considerarle como uno de los miembros del Govern menos o nada comprometidos con el referéndum independentista. Cada vez que era cuestionado sobre el papel de los Mossos d’Esquadra en la votación, Jané siempre recurría a la misma fórmula: «Los Mossos cumplirán con la ley vigente».
Forn ahondó, en todo caso, en el trabajo que realizará la policía de la Generalitat durante el 1-O. Su objetivo prioritario será el de «salvaguardar» a los ciudadanos durante el día, prevenir posibles incidentes y facilitar «que la gente pueda votar». Como durante cualquier otra «jornada electoral», dijo, pese a que el referéndum independentista ha sido específicamente considerado como ilegal por el Tribunal Constitucional.
Cuestionado sobre qué órdenes se darán a los policías autonómicos si ese día llega alguna orden judicial que les obligue a retirar urnas o detener a funcionarios y cargos electos, Forn tiró de nuevo de ambigüedad. Primero descartó que llegue a darse esa situación pese a las advertencias que han emitido la Fiscalía General del Estado y el mismo Tribunal Constitucional. Después, minimizó la importancia de dar a conocer ahora esa decisión pese a que sólo faltan 72 días. «Si llega, ya hablaremos de ello», zanjó.
La respuesta del conseller contrasta con la exigencia en bloque esta semana de los sindicatos de los Mossos para que los agentes que sean movilizados del total de 17.000 uniformados que tiene el cuerpo policial reciban «órdenes claras» sobre cómo actuar ante una orden judicial. Un aspecto que Forn –flanqueado ayer también por el mayor de los Mossos y máxima autoridad policial, Josep Lluís Trapero– evitó ayer desvelar.
El debut del ex concejal del PDeCat en Barcelona como consejero de Interior incluyó también su primera reunión oficial con el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo. El encuentro, de una hora y a puerta cerrada en la Delegación, sirvió para que Millo instara al Govern a «garantizar la legalidad en Cataluña». La respuesta de Forn fue la misma que mantendrá hasta que llegue el 1-O: «He dicho que la policía está para cumplir la ley, que hará cumplir la ley y que lo que también hará es permitir (…) que la gente pueda votar».
La puesta de largo de la nueva cúpula del Departamento de Interior de la Generalitat también puso ante los micrófonos al nuevo director general de los Mossos, Pere Soler. Criticado por los mensajes ofensivos con los españoles que publicó en la red social Twitter antes de ser escogido para el cargo –entre otros, en 2016 escribió: «todos los españoles dais pena»–, Soler se defendió negando la mayor. Tras autodefinirse como una persona «dialogante» y «no frentista», aseguró que le gusta «el respeto y que le respeten».
El nuevo director también garantizó su acomodo a la causa del referéndum al sostener que «independientemente de las ideas» que tengan los soberanistas, al final, sirven «a un Gobierno» y están «sirviendo a un país».