La gran incógnita «federal»

ABC 09/08/15

· El PSOE insiste en una reforma de la Constitución que el PP y no pocos expertos ven cargada de incertidumbres

La primera vez que el PSOE planteó una reforma de la Constitución en clave federal para afrontar el desafío separatista catalán estaba Rubalcaba al frente del partido. Han pasado tres años y los socialistas aún siguen trabajando en un proyecto con propuestas concretas. Pedro Sánchez insiste en que la única alternativa a los planes de Mas es su reforma. Un «eslogan», según el presidente Rajoy.

El líder del PSC, Miquel Iceta
«¿Significa el Estado federal que todas las autonomías tendrán las mismas competencias? ¿Qué modelo de financiación vamos a tener? ¿Será el modelo de financiación igual para todos?», se pregunta Rajoy. «¿En qué se diferencia el Estado federal del autonómico?». En nada, según César Colino, profesor de Ciencia Política en la UNED: «El Estado autonómico cumple todos los requisitos que definen una federación, entre otras cosas porque hay muchos tipos de federación». En términos institucionales y políticos, explica Colino, España es comparable con cualquier federación: se garantiza la autonomía de las unidades integrantes, se distinguen las competencias entre las entidades territoriales y el gobierno central, se asignan recursos fiscales entre los dos órdenes de gobierno, hay una segunda cámara como el Senado, un árbitro como el Tribunal Constitucional e instituciones de colaboración.

«Es por tanto complicado decir qué le falta aún a España para ser una federación, y al proponer una reforma en clave federal lo que habría que decir es a qué modelo nos queremos asimilar», reflexiona Colino. El PSOE va en la línea de clarificar las competencias del Estado y de las comunidades, sin especificar cuáles, reformar el Senado, reconocer los «hechos diferenciales» de Cataluña y reforzar los elementos de autogobierno del País Vasco. Y todo, dice Pedro Sánchez, sin establecer una asimetría. «¿Quién ha dicho que es asimétrico?», responde cuando le piden que explique cómo piensa resolver esa contradicción.

Descentralización
España comenzó la verdadera descentralización a finales de los noventa, con la ronda de reformas estatutarias promovidas por PP y PSOE. Se reconoció el concepto de nacionalidad en varios estatutos, se desarrollaron las instituciones de autogobierno y todas las comunidades asumieron competencias equiparables. Hasta las regiones que no querían quedarse con Sanidad y Educación tuvieron que aceptar. Los pactos del último Gobierno de Felipe González y el primero de José María Aznar con CiU y PNV aceleraron la descentralización fiscal y las sentencias del Tribunal Constitucional, al proteger el derecho de autonomía, terminaron de definir el modelo.

Asimismo, se desarrolló un sistema de colaboración intergubernamental con conferencias sectoriales. En 2001 y 2002 —explica el politólogo Colino— todas las comunidades tenían casi las mismas competencias. Ahí queda claro que esto va a ser una federación más o menos simétrica y que no hay vuelta atrás». La indefinición con la que fue redactada la Constitución bien podía haber resultado en un sistema unitario con descentralización asimétrica para unas pocas regiones. De hecho, los constituyentes no usaron la terminología federal. La decisión de Andalucía de acceder a la autonomía por la vía rápida en 1980 cerró la «doble velocidad».

La descentralización llegó al límite con la revisión de los estatutos que impulsó Zapatero. PP y PSOE se pusieron de acuerdo en transferir nuevas competencias en Andalucía, la Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares y Castilla y León, pero no en Cataluña. El PP recurrió en el TC el estatuto catalán. Comenzaba así un proceso cuyo último capítulo es la formación de una lista unitaria de fuerzas soberanistas para el 27-S.

El federalismo minimiza el conflicto entre las comunidades al darles autogobierno, explican los expertos. Pero también puede ocurrir lo contrario, que al reforzar a las minorías, estas exijan más poderes e inicien un movimiento secesionista.