ABC 01/09/13
El despliegue obligó a la alcaldesa bildutarra a suspender la «quema» de fallas alusivas a la Benemérita y Policía
La Guardia Civil, con un amplio despliegue, impidió ayer que se celebrara en la localidad navarra de Alsasua el «ospa eguna» («día de la huida, del fuera de aquí») en el que los proetarras intentan anualmente, con burlas y parodias dirigidas a símbolos e instituciones del Estado, exigir la retirada de las Fuerzas de Seguridad. Unas chanzas grotescas que llevaban camino de convertirse en una tradición, por la tolerancia de los jueces, y a las que el Ministerio del Interior ha querido poner fin.
A pesar de que en el programa figuraba un lista de provocaciones dirigidas contra los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, la fuerte presencia de agentes de la Guardia Civil en la plaza principal de la localidad llevó a los organizadores a suspender todos los actos que habían sido prohibidos por el Ministerio del Interior a través de la Delegación del Gobierno.
Desde primera hora de la mañana, la Benemérita instaló controles en las carreteras de acceso y desplegó por las calles del pueblo agentes, que procedieron a solicitar la documentación a algunos transeúntes y a retirar pancartas y cárceles con contenido injuriosos hacia la propia Guardia Civil y la Policía Foral. La intención del Ministerio del Interior, que dirige Jorge Fernández Díaz, era impedir el incumplimiento de la ley.
Un centenar de agentes
Hasta la localidad se desplazaron más de un centenar de agentes procedentes de Navarra, Aragón y Guipúzcoa con la misión de impedir que Bildu, formación que gobierna el Ayuntamiento, campe a sus anchas y haga de sus feudos un territorio con la única normativa que imponen los abertzales. El despliegue se extenderá a lo largo de todo el fin de semana para evitar que se desobedezca el requerimiento aunque sea fuera del programa previsto.
El primer acto prohibido, que consistía en la lectura de un manifiesto, quedó definitivamente suspendido después de que un concejal bildutarra conversara con los agentes, que le certificaron la imposibilidad de llevarse a cabo. El edil, Rubén Imaz, presidente de la denominada «comisión antirrepresiva», denunció ante los periodistas «la ocupación militar que está sufriendo el pueblo para impedir un acto cultural y social reivindicativo». El acto cultural al que aludía consistía inicialmente en la quema de una falla que, según el cartel anunciador de la jornada, representaría a un agente de la Guardia Civil o de la Policía Foral. Y es que el «ospa eguna», expresión que significa «huida» o «echar fuera», reivindica precisamente la expulsión de los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de la Policía Foral.
Ante la imposibilidad de leer el manifiesto, los bildutarras de la localidad optaron por mantener la comida, que sí estaba permitida por la Delegación del Gobierno. Durante el almuerzo, celebrado en la plaza de los Fueros, los agentes de la Guardia Civil permanecieron igualmente vigilantes para que no se produjera ningún desmán. Incluso soportaron la provocación que los jóvenes proetarras trataron de realizar con una música a alto volumen en la que se insultaba a las Fuerzas de Seguridad y se pedía su retirada del País Vasco y de la Comunidad Foral.
Ya por la tarde, la organización optó por suspender igualmente la manifestación que, en palabras del edil de Bildu Rubén Imaz, no era tal sino «una simple kalejira» (pasacalles). A cambio, para mantenerse activos, celebraron un campeonato de lanzamiento de boina, jugaron al pañuelo y realizaron distintas carreras.
A las siete de la tarde, ante la imposibilidad de incumplir la ley, decidieron dar por finalizada la jornada. Y para superar sus frustraciones, anunciaron alguna «sorpresa en lo que queda de día» que finalmente no llegó a ocurrir.
Día de la expulsión
En los últimos años, el «ospa eguna», respaldado por el Ayuntamiento de Bildu, había degenerado en una cadena de provocaciones e insultos hacia los símbolos constitucionales. Hace dos años intentaron mofarse de Su Majestad el Rey con una parodia llevada a cabo en la misma Casa Consistorial. En aquella ocasión, la alcaldesa, Garazi Urrestarazu, fue denunciada y tuvo que declarar en la Audiencia Nacional, que acabó por archivar la causa.
El año pasado, los jóvenes proetarras representaron una pantomima para lo que construyeron un cuartel de la Guardia Civil de cartón del que eran «expulsados» los agentes y se cambiaba la bandera de España por la ikurriña.