ABC 10/07/14
EDITORIAL
El rechazo de los regionalistas y socialistas canarios a las prospecciones petrolíferas no solo constituye un sinsentido desde el punto de vista económico y medioambiental, sino que representa un ejercicio de hipocresía, ya que quienes hoy gritan «no al petróleo» son los mismos que ayer no dudaban en apoyar los sondeos y en cantar las ventajas que la extracción de crudo traería a la economía de las Islas. La razón principal de este cambio de rumbo no es más que el interés electoralista del actual Gobierno autonómico en detrimento del interés general de su población y del conjunto de España. Coalición Canaria, con el apoyo explícito del PSOE, lidera una campaña en contra de dichas exploraciones con el falaz argumento de que podría causar un gran desastre ecológico y poner en riesgo el turismo, la principal actividad económica de las Islas.
Sin embargo, curiosamente, este catastrofismo era inexistente años atrás, cuando ambos abrazaban sin ambages el potencial petrolífero de Canarias. En 2001, cuando el Gobierno de Aznar autorizó por primera vez dichos sondeos, el entonces portavoz del Ejecutivo isleño, Pedro Quevedo, destacaba la noticia como «muy positiva», mientras que el consejero de Presidencia, Julio Bonis, y el propio Paulino Rivero la aplaudían abiertamente. Desde entonces, y hasta hace muy poco, el tan cacareado riesgo de accidente medioambiental brillaba por su ausencia. Tanto es así que el último programa electoral de los regionalistas para las autonómicas (2011) calificaba las prospecciones como una materia «de gran interés para el futuro del Archipiélago» y, lejos de rechazar esta opción, exigía al Estado la cesión de esa competencia. La misma hipocresía se observa en el PSOE. En 2011, poco antes de pactar con Rivero, el líder de los socialistas canarios y actual vicepresidente del Ejecutivo regional, J. Miguel Pérez, apoyaba «con los ojos cerrados» la exploración de crudo. La hemeroteca destapa el maniqueísmo del Gobierno regional.
Pero es que, además, la oposición al petróleo carece de justificación, más allá del puro oportunismo de los responsables políticos para buscar chivos expiatorios con los que tapar las vergüenzas de su desastrosa gestión económica, como bien demuestra la tasa de paro que padece el archipiélago, superior al 32%. El riesgo de los sondeos es nulo, ya que la posibilidad de accidente es del 0,003%, como máximo, según los expertos. Prueba de ello es que en España se han realizado más de 260 prospecciones en el mar sin ningún tipo de incidencia. Asimismo, algunas de las zonas turísticas más importantes del mundo explotan sus recursos petrolíferos sin problema, tal y como sucede en el Caribe o en las costas de Italia, California o Noruega, con las consiguientes ventajas para su economía en términos de riqueza y empleo. El «no» al petróleo no tiene más sentido que el electoralismo político.