Editorial-ElCorreo

  • Los Estados de la UE deben acordar ya el soporte financiero que ayude al país invadido a afrontar a Rusia y la paz injusta de Trump

La prisa con la que la Unión Europea aborda por fin la necesidad de dotar a Ucrania del soporte financiero que permita sobrevivir al país invadido, al menos durante 2026, envía una señal poderosa a los ucranianos en momentos de confusión. Y traslada también un mensaje a Estados Unidos y Rusia, para que no se precipiten a repartirse las ganancias de una paz injusta cocinada al margen y contra el continente. La urgencia con que la UE tiene que acordar ahora la disposición de los activos rusos congelados habla también de una tarea largamente aplazada; por dudas legales, sí, pero sobre todo por falta de una estrategia clara y de la unidad imprescindible para llevarla a la práctica.

Porque no se trataba de que nadie se levante de la mesa en la cumbre del próximo día 18 sin aprobar el préstamo a Kiev, sirviéndose de recursos rusos para anticipar las reparaciones de guerra que el Kremlin nunca querrá pagar. Desde hace casi cuatro años, los dirigentes comunitarios saben, y predican, que los ucranianos defienden no solo su propio territorio, sino la seguridad del conjunto de Europa. Una certeza que tiene que luchar contra los apuros económicos internos de varios de los socios y con los agentes de Moscú que se sientan en el Consejo Europeo. Además, como se vio con el famoso ‘plan de paz’ de 28 puntos ahora renqueante, también debe atajar la ambición de Donald Trump de servirse del dinero ruso bloqueado para obtener beneficios, se supone que para EE UU. Un propósito que no puede llevar a cabo sin el acuerdo de Bruselas.

La Comisión Europea debe proporcionar de una vez la arquitectura legal para disipar las dudas de Bélgica, que aloja la gran mayoría de los recursos bloqueados. Frente a los temores a una represalia rusa ante los tribunales surge un potente argumento económico: respaldar el esfuerzo bélico de Ucrania exigirá al menos 520.000 millones en cuatro años, y reforzar el flanco oriental, si Putin se acaba apoderando del país vecino, costaría el doble, según datos del Instituto Noruego de Estudios Internacionales.

Cuando el presidente de EE UU confía el futuro de sus todavía aliados a los manejos de un promotor inmobiliario con el autócrata del Kremlin, es hora de que Europa se comprometa con la soberanía de Ucrania y su integridad territorial. Y de que contribuya, con hechos, a un acuerdo justo para el fin de la guerra, que no puede recompensar al que la inició.