La hora de la verdad

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 04/09/15

· Lo que no se entiende es que se indigne también el PSOE e incluso que presente un recurso.

Se han cansado de llamarle don Tancredo, de pintarle en la hamaca fumándose un puro, de dejar que los problemas se pudran, de ser un comodón, no un gobernante. Y si gobierna, la entera oposición se lanza en tromba contra él. ¿Ustedes lo entienden? Yo, sí: esa oposición no se ha propuesto resolver los problemas de España, sino desalojar al PP del poder y ponerse ella.

Porque, vamos a ver: ¿qué ha hecho el gobierno Rajoy para que se arme tal algarabía? Pues llenar un vacío jurídico en nuestro sistema jurídico, que dificultaba el cumplimiento de las sentencias del Tribunal Constitucional, aunque estaba implícito en ellas. Tal vez por suponer que se cumplirían, los padres de la Constitución no lo incluyeron. Lo que no previeron fue que habría gentes que se las pusieran por montera. ¿Ejemplos? La consulta del 9-N, que se celebró pese a la sentencia que la ilegalizaba. Sin que pasase nada. Y todas las sentencias sobre la normativa lingüística en Cataluña, dando al español el rango de lengua vehicular, que no se cumplen. Sin que tampoco ocurra nada. ¿Va a pasar lo mismo el 27-S, con el soberanismo, convirtiendo las elecciones autonómicas en plebiscitarias y declarando la independencia en 18 meses? Al menos así lo tienen preparado. Y eso sí que no puede consentirse.

Esto no es el saqueo del Palau ni el 3 por ciento. Es un golpe de Estado encubierto. Ante lo que el gobierno ha dotado a las sentencias del Tribunal Constitucional de fuerza coercitiva, con multas a los funcionarios que no las cumplan y suspensión de funciones a las autoridades que las vulneren. Es lo normal, lo lógico, lo que se supone en un Estado de Derecho, ante una deriva tan peligrosa como la que marcaban dirigentes dispuestos a no cumplir las leyes «que no le parecen justas» o ignorar las sentencias de los más altos tribunales que no encajan en sus planes. Así no se construye un Estado de Derecho, así se le destruye. Que es lo que vienen intentando los independentistas desde hace tiempo, y ni siquiera lo ocultan.

En vez de emplazar un cañón en la Plaza de San Jaime, como hizo la República cuando la Generalitat declaró un Estado Catalán, el gobierno Rajoy ha dispuesto unas armas legales contra el mismo intento. Que se indignen contra ello los separatistas se entiende. Lo que no se entiende es que se indigne también el PSOE e incluso que presente un recurso contra ello. Si tales poderes son ilegales, ya se encargará el Tribunal Constitucional de rechazarlos. Pero el partido político que lleva la E de español en sus siglas, debería ser el primero en apoyarlo. No lo hace por tres razones: por ignorar la historia, por competir con la extrema izquierda y por faltarle «masa gris», inteligencia, para percatarse de los cambios en el mundo. Así, lo que le ha pasado en Cataluña puede pasarle en el resto de España: convertirse en residual.

Lo importante es que el PP se mantenga firme a la hora de la verdad que ha sonado.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 04/09/15