La hora del adiós

Santiago González-El Mundo

MARIANO Rajoy ha hecho un mutis elegante, mientras entraba en el día de las alabanzas. Ejemplares las del presidente del PNV a pesar del resquemor presupuestario. Hasta las de Unidas Posemos estuvieron adecuadas, reconociéndole elegancia e inteligencia, aunque insistiendo todas en que lo ha echado una marea que arrancó el 15-M-2011. Todo Twitter les recordó que el 20-N de aquel año alcanzó una mayoría desconocida desde hacía 29 años.

El adiós a los que marchan y el ‘hola’ a los que llegan. Por ejemplo, a Nadia Mª Calviño, ministra de Economía, hija del primer director general de la TVE socialista. Era el jefe aquel 19/6/86 en que un gol de Butragueño en México apareció con una sobreimpresión en teleprinter de las siglas PSOE, tres días antes de las generales. Pero nadie es responsable de sus padres, lo que también le vale a Ramón Espinar Jr. La página de Wikipedia que registra el nombre de Nadia recoge dos notas. La primera lleva a una información de ‘Abc’ publicada el 14 de marzo de 1986 bajo el titular: «Denuncian el voto de una hija de Calviño menor de edad». La segunda es una información del ‘Faro de Vigo’ de 28 años más tarde (3/4/2014): «La Comisión Europea elige a una gallega como directora general del presupuesto».

Efectivamente, el 12 de marzo de 1986, fecha en que se celebró el referéndum de la OTAN, Nadia tenía 17 años, cinco meses y nueve días. A esa edad era una menor inscrita en el censo no sabemos cómo ni por quién. La mesa electoral reconoció en el acta que el voto de la adolescente se les coló.

No hay que sacar conclusiones precipitadas. Era, a pesar de su edad, una vocacional europeísta y atlantista, y el paso de los lustros la fue convirtiendo en una profesional respetada en la UE y en España. Hay gente que pecó en lo mismo y evolucionó a peor. Los medios publicaron una foto de Gaspar Zarrías, mano derecha de Manuel Chaves (y también mano izquierda por lo que se ve en la imagen) votando con las dos manos, por él y por su compañero, el 10 de mayo de 1991 en el Senado. Ahora está en una sala de Justicia de Sevilla, procesado por el caso de los ERE. O sea, que no todo va siempre a peor.