Tonia Etxarri, EL CORREO, 28/3/12
A falta de una regulación del derecho de huelga, la adhesión al ‘toque de corneta’ sindical para paralizar mañana el país depende de la conciencia de cada ciudadano. Y de su dedicación. Parece mentira, pero, como seguimos funcionando con un decreto preconstitucional y no con una ley de huelga, llevamos 35 años con una referencia, básica y simple, a los servicios mínimos y a la garantía del mantenimiento del orden público. Y a partir de ahí, los sindicatos son los amos.
De la importancia de que el derecho a la huelga y el derecho al trabajo no entren en colisión está casi todo dicho. Pero cuando la duda planea sobre nuestros representantes parlamentarios, la huelga va por barrios. Porque ni siquiera los partidos defienden idéntica actitud en el Congreso y en los parlamentos autonómicos. Sus señorías en el Congreso están divididas. Los socialistas, por ejemplo, no quieren que se confunda su rechazo a la reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy con secundar la huelga que, en su caso, supondría dejar de asistir a la sesión. Su portavoz, Soraya Rodríguez, apelaba al compromiso y al sentido de la responsabilidad. Por lo tanto, cree que su grupo va a contribuir más a la recuperación económica del país debatiendo los cinco decretos-ley que se ven mañana en la Cámara baja, además del primer tramite de la ley de estabilidad presupuestaria, que haciendo ‘novillos’ en el Congreso. Una hábil actitud que, sin duda, le reportará los beneficios de una imagen de oposición responsable en momentos de tensa expectación económica entre España y los observadores europeos.
Los socialistas vascos, sin embargo, se han ido poniendo de perfil a medida que ha ido avanzando el calendario. Comenzaron desmarcándose del paro general diciendo que «no sería una solución», para terminar apoyando la propuesta de los grupos minoritarios del Parlamento de Vitoria que querían un cambio de fecha de la sesión. Finalmente, mañana se celebrará pleno, tal como estaba previsto, coincidiendo con el día de huelga, por obra y gracia del PNV y del PP. No es que los temas a debate vayan a ser tan trascendentales como los que tienen previstos en la carrera de San Jerónimo. De hecho, se podrían debatir cualquier otro día. Pero se trata de cumplir con su responsabilidad. A los sindicatos no los eligen los ciudadanos por sufragio universal. A los políticos, sí.
Decía el portavoz de UPYD, Carlos Martínez Gorriarán, que «si los parlamentarios hacen huelga será absentismo». Y no le falta razón. El «recurso fácil» de los sindicatos al que hizo referencia en su día Joseba Egibar para desmarcarse de esta huelga ya estaba descontado por el presidente Rajoy que, en uno de sus primeros viajes a Bruselas, ya habló de ese trago inevitable por el que tenía que pasar.
Mañana, pues, sus señorías tienen las puertas abiertas del Congreso. También las del Parlamento. Tienen mucho trabajo por delante. Debatir sobre la reforma laboral, por supuesto. De paso podrían atreverse a sacar adelante la ley de huelga. Y en Euskadi, están a un día de abordar la ponencia propuesta por el lehendakari para tratar el fin de la violencia. A estas alturas, Antonio Basagoiti todavía no tiene la garantía de que ese foro no vaya a convertirse en una mesa de partidos en el que acabe colándose la nueva Batasuna.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 28/3/12