La identidad y el bolsillo

ABC 17/01/17
EDURNE URIARTE

· Así tratamos el problema nacionalista, en la ignorancia de los vascos y catalanes que se sienten españoles, aunque sean la mayoría

LA identidad, el bolsillo y el día de la marmota, en esto se resume el problema nacionalista que condiciona la Conferencia de Presidentes de hoy y de siempre. El habitual boicot nacionalista y la eterna mentira alimentada entre todos, la confusión de los presidentes nacionalistas ausentes con la posición de todos los vascos y catalanes, como si todos ellos fueran nacionalistas. O todos los catalanes del Barça, como en la publicidad de la Generalitat. Como si no existieran el Español y los demás equipos catalanes. Así tratamos el problema nacionalista, a la manera de los propios nacionalistas, en la ignorancia de los vascos y catalanes que se sienten españoles, aunque sean la mayoría.

Y la identidad, el factor cultural, es la primera columna de la cuestión nacionalista. Hay una reivindicación nacionalista porque hay una fuerte identidad nacionalista en Cataluña y en el País Vasco, pero si este asunto se ha convertido en el día de la marmota que no ha avanzado un milímetro desde la construcción del Estado de las Autonomías es porque se confunde esa identidad con la de todos los vascos y catalanes, y, sobre todo, porque ni se fortalece ni se lidera la otra identidad, la española.

Incluso los partidos que con menos complejos asumen la identidad española, PP y Ciudadanos, abordan el problema nacionalista desde el prisma de los nacionalistas. Sea con el diálogo especial que organiza el Gobierno con los nacionalistas catalanes o sea con el miedo de molestar a los nacionalistas que muestra C’s cuando pide que se eviten los procesos penales contra ellos. Se lo decía Albert Rivera a Herrera en Cope el pasado jueves, con aquello de que el Gobierno cometió un gran error al permitir el 9-N porque habría medidas cautelares para impedirlo, e impedir, con ello, procesos penales posteriores. Como si no supiera Rivera que la única manera de evitarlo era la intervención policial, como si no conociera perfectamente Rivera la práctica nacionalista de saltarse la ley y todas las medidas cautelares.

Sobran las consideraciones sobre los partidos de izquierdas que asumen casi sin rechistar las exigencias identitarias de la mitad nacionalista de Cataluña y del País Vasco. Lo llamativo es que también el PP y Ciudadanos piensan en soluciones para la mitad nacionalista y no para los otros, para los que quieren ser españoles y fortalecer los vínculos con España. E incluyo aquí a esa parte de la derecha crítica con Rajoy que le pide ahora hacer lo que tampoco hizo la derecha anterior con los nacionalistas.

Queda el bolsillo, a falta del más mínimo cambio en el tratamiento del factor identitario. El régimen fiscal especial del País Vasco y sus efectos apaciguadores demuestran que tiene resultados en la mitigación de la cuestión nacionalista. Y si se trata de contentar a los nacionalistas y resolver «su» problema político, no queda más camino constitucional que este, el de la financiación autonómica que mejore sensiblemente el reparto para Cataluña. Va contra la máxima socialista dominante de que paga y contribuye más quien más tiene, sea Madrid o Cataluña, y es injusto para las demás comunidades autónomas. Pero es la única salida que se han dejado a sí mismos los partidos políticos, incluidos los presidentes del resto de comunidades autónomas que participan de la idea mayoritaria de que hay que resolver el problema nacionalista a la manera nacionalista, con soluciones para los de la identidad nacionalista y con indiferencia para los de la identidad española.