Urkullu nos ha sorprendido subiendo él mismo al Gorbea con ikurriñas, jugando a cuando Franco vivía, para decir algo tan profundo como: «Euskadi no es Perejil». Esto es todo lo que hay enfrente. Antes parecía otra cosa, porque tenía el poder. Pero lo que respiramos por todas partes es la contaminación ideológica que treinta años de nacionalismo han producido.
¿Pasa algo? Pues sí, la cita es de Marx. A ver si a estas alturas no voy a poder citarlo: «Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época…». Ya está dicho. A ver si ahora los censores de lo autorizado nos van a arrebatar a Marx para que expliquemos las cosas. Porque nadie se ha metido con Basagoiti por usar un taco para calificar la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la ilegalización de Batasuna de «cojonuda». Aunque las Brigadas de Navarra que entraron en 1937 en Bilbao decían cosas peores y eran de derechas, la derecha no debe utilizar nunca el taco, patrimonio consustancial de la izquierda, pues marquesas y condesas no pasaban del mecachis y jolines. De seguir así, no sé lo que nos va a quedar a la izquierda. De todas maneras, le autorizamos a Antonio Basagoiti a decir tacos en alguna ocasión debido a que es el primer tío de derechas que vota a uno de izquierdas, a Patxi López.
La cita de Marx viene a cuento para explicarme los datos que el último Euskobarómetro da sobre la percepción de los vascos del actual Gobierno. Los datos son muy significativos: hasta el 5 de junio, los que querían este Gobierno del PSE con el apoyo del PP eran una gran minoría. Sin duda alguna, porque sus actuales avalistas habían hecho muy poca propaganda previa de él. Y si poco los del PP, menos los socialistas, observándose un alto porcentaje de votantes de ambos partidos nada entusiasmados con lo que se ha hecho. Sucede que, se vote lo que se vote, el peso del discurso de esta sociedad, que además tanto ha sabido sobrevivir, o convivir, con el terrorismo, es fundamentalmente nacionalista. Es decir, el de la clase dominante.
Ahora les tocará explicar a los socialistas que el único Gobierno de cambio posible era éste, y a los de derechas, que el único gobierno que respetará la legalidad vigente y el marco constitucional, además de enfrentarse sin matizaciones al terrorismo, era éste también. Lo que falta ahora es mucha pedagogía social a la par que responsabilidad política por parte de los firmantes del pacto.
Porque, además, ¿qué es lo que tenemos enfrente? Urkullu nos ha sorprendido subiendo él mismo al Gorbea con ikurriñas, jugando melancólicamente a cuando Franco vivía, para decir algo tan profundo como: «Euskadi no es Perejil». Esto es todo lo que hay enfrente. Antes parecía otra cosa, porque tenía el poder.
Pero lo que respiramos por todas partes es la contaminación ideológica que treinta años de nacionalismo han producido para intoxicación de esta sociedad y a la que no es ajeno nadie. ¿Qué se esperaba, si hasta el día anterior de las elecciones decir que éste era el Gobierno del cambio estaba peor visto que el que la derecha dijera tacos?
Eduardo Uriarte, EL PAÍS, 7/7/2009