Editorial, LIBERTAD DIGITAL, 7/9/11
España tiene pendiente cerrar y racionalizar este sumidero de recursos en el que se ha convertido el Estado autonómico.
Más de 30 años después de recuperar la democracia, el modelo de Estado sigue sin estar cerrado en España. El chantaje de los nacionalistas ha conseguido que el Gobierno central no deje de transferir recursos y competencias a unas autonomías que se han convertido en unos reinos de Taifas que ya gastan y despilfarran mucho más de lo que lo hace el Estado central.
España tiene pendiente cerrar y racionalizar este sumidero de recursos en el que se ha convertido el Estado autonómico. Si en las épocas de prosperidad no tenía ningún sentido que despilfarráramos los recursos –en lugar de devolverlos allí de donde nunca debieron salir: el bolsillo de los ciudadanos–, en tiempos de crisis, cuando carecemos de esos recursos y hay que pedirlos prestados a altísimos tipos de interés, no es que no tenga sentido, es que resulta suicida.
De ahí que haya que celebrar que, según González Pons, una de las primeras reformas que acometerá el PP sea la de las autonomías, buscando eliminar todas aquellas duplicidades, ineficiencias y funciones espurias que ni nos podemos permitir ni convendría que se dieran aun cuando pudiéramos. No olvidemos que, según un estudio de la Fundación UPyD, cada año se dilapidan 26.000 millones de euros en duplicidades e ineficiencias autonómicas: casi un tercio de nuestro déficit público.
Desde luego, los cambios anunciados por Pons no supondrán la solución definitiva que nos permita levantar cabeza en medio de esta grave crisis, pero sin duda son uno de los requisitos esenciales para que este país recupere algo de cordura y sensatez, tanto en el terreno económico como, sobre todo, en el político.
Editorial, LIBERTAD DIGITAL, 7/9/11