Mikel Buesa-La Razón

En mi opinión la socialdemocracia está muerta y que su óbito no fue sino el resultado de su propio éxito, plasmado en la consolidación del Estado del Bienestar

Dentro del enrevesado sistema político español, recientemente han surgido dos propuestas –La Tercera España y tal vez Nexo– orientadas a la resucitación de la socialdemocracia, toda vez que el partido socialista, entregado a una política que hace de las identidades la fuente de nuevos derechos, la ha abandonado. Ello plantea, más allá de los intereses de sus promotores, la cuestión de si es posible restablecer un pasado que fue exitoso en buena medida, pero que finalmente ha quedado periclitado.

Diré a este respecto que en mi opinión la socialdemocracia está muerta y que su óbito no fue sino el resultado de su propio éxito, plasmado en la consolidación del Estado del Bienestar. Éxito porque, finalmente, los partidos europeos de centro-derecha –en nuestro caso, el Partido Popular– no sólo han asumido su existencia, sino que han mejorado sustancialmente su gestión y eficiencia a través de las fórmulas de partenariado público-privado, y de la introducción de sistemas de evaluación de resultados y reglas de competencia en el ámbito institucional. Pero es que, además, esos partidos han sabido compaginar el mantenimiento del Estado del Bienestar con la firme defensa de los valores de la Libertad y la Igualdad, mientras que la izquierda socialista ha renunciado a ellos simple y llanamente porque son incompatibles con su deriva identitaria. Y así, mientras la derecha ha transitado hacia el modelo republicano –adhiriéndose al ideal revolucionario de la Francia de 1789, plasmado en el lema «Unidad e Indivisibilidad de la República, Libertad, Igualdad y Fraternidad»– la izquierda se ha alejado de él, escorándose hacia la formación de una sociedad neo-estamental en la que lo único relevante son las identidades y los sentimientos que se albergan en ellas.

Tal vez este proceso no esté aún completamente acabado, pero lo que resulta indudable es que su avance es ya irreversible. De ahí que la resucitación de la socialdemocracia haya fallado en todos los intentos que, mejor o peor definidos, han tenido lugar durante los últimos años –UPyD, Ciudadanos y los atisbos críticos surgidos en el PSOE–. Por eso, creo que lo mejor que pueden hacer sus promotores, si quieren participar en política, es acercarse al PP y reforzar así su carácter de partido de centro.