Florencio Domínguez, EL CORREO, 16/10/12
El conjunto de encuestas sobre las intenciones de voto que se han ido conociendo en días pasados coinciden en que ningún partido conseguirá la mayoría absoluta en el Parlamento vasco. No hay en ello ninguna sorpresa porque nunca, desde las primeras autonómicas celebradas en 1980, ha habido una formación que por sí sola tuviera mayoría absoluta en el legislativo, aunque la ausencia de los electos de HB en las primeras legislaturas permitieron actuar al PNV como si tuviera esa mayoría.
Salvo esa etapa de anomalía producto del infantilismo ideológico de la izquierda abertzale que no iba al Parlamento porque no querían reconocer su legitimidad, el resto del tiempo ha sido necesario el pacto entre diferentes para poder gobernar. La etapa que se abre a partir del día 21 no será en eso diferente a las legislaturas pasadas. Lo que no se sabe es qué clase de pactos podrán articularse, ni cuáles son las preferencias de los partidos porque ninguno de ellos suelta prenda al respecto.
Ayer, el jeltzale Joseba Egibar expresó su confianza en que el PNV pueda gobernar con un acuerdo parlamentario, sin necesidad de establecer una coalición de gobierno. No concretó, eso sí, con quién querría hacer ese acuerdo parlamentario, si sería con un único partido o con varios.
El sondeo publicado estos días por EL CORREO revelaba que los votantes del PNV estaban divididos casi a partes iguales entre los partidarios de pactar con el PSE y los que preferían a EH Bildu como socio. El PNV, que históricamente ha sido maestro en el arte de hacer pactos a múltiples bandas, a veces de forma simultánea, puede estar interesado en no cerrar un acuerdo exclusivo con un solo partido, sino alcanzar acuerdos ocasionales con unos o con otros, utilizando lo que se llamó la geometría variable. Aparentemente esta fórmula deja más margen de libertad al gobierno que la emplea, pero en la práctica resulta mucho más azarosa y arriesgada porque obliga a negociaciones permanentes y se arriesga a que los otros partidos, en un momento dado, quieran evidenciar la debilidad de quien gobierna en minoría provocándole derrotas sonadas.
Si no hay pactos cerrados del PNV con un solo partido, en el Parlamento que salga de las urnas el próximo día 21 podría haber coincidencias que hasta ahora eran poco probables. Por ejemplo, que la izquierda en su conjunto, desde la oposición, tenga una postura común ante determinados temas socioeconómicos. La ausencia de ETA hace más fácil que los socialistas puedan votar ciertos asuntos igual que EH Bildu. La iniciativa para concretar pactos, como es lógico, le corresponde al partido que obtenga la mayoría, el PNV, según las encuestas, pero el resultado final tendrá que ser fruto de la negociación.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 16/10/12