Editorial, EL MUNDO, 14/10/11
LA ‘CONFERENCIA Internacional de paz’ –rebautizada acertadamente por UPyD como conferencia de Capitulación– que se reunirá el próximo lunes en San Sebastián es una convocatoria respaldada por cinco organizaciones fantasmales creadas para «la resolución de conflictos », lideradas por el inefable abogado sudafricano Brian Currin. Los sucesores de la ilegalizada Batasuna han hecho en las últimas semanas una depurada labor de agit prop mediante invitaciones a «líderes internacionales » que, como Tony Blair, pudieran dar legitimidad a la conferencia. La llamada internacionalización del conflicto es una obsesión constante en la historia de la banda y, según lo que parece, ETA ha logrado que el partido que gobierna en España y en el País Vasco asuma la tesis que la sustentan, ya que los socialistas vascos participarán en la conferencia.
Jesús Eguiguren dio el primer paso anunciando que acudiría a título personal, pero el PSE le siguió de inmediato, a pesar de que el Gobierno vasco había sido crítico con esta convocatoria hace apenas unos días. Para salvar la cara, los socialistas puntualizan que asistirá una representación del partido, pero no del Gobierno vasco. Lo cual sólo añade impostura a la indignidad. La pomposa Conferencia Internacional de paz no sólo es «innecesaria» e «ineficaz», como ha dicho el socialista Nicolás Redondo, sino que supone una humillación para la sociedad, ya que se trata de legitimar los crímenes terroristas del pasado, al situar en el mismo plano a las víctimas y a los verdugos. Los llamados mediadores internacionales sostienen que no debe haber vencedores ni vencidos, tesis que el PSOE asume al acudir a la reunión.
En realidad, componen un grupo de supuesta mediación que ha sido creado por la propia banda y sus brazos políticos: Batasuna, Bildu y ahora Amaiur, la marca registrada para acudir a las elecciones generales. Por indignante y absurdo que parezca, la delegación socialista se sentará en una mesa montada por la propia ETA para buscar un sentido a su actividad criminal. Para mayor despropósito, el Gobierno de la Nación –o lo que queda de él– respalda esta estrategia. No sólo porque no ha censurado la participación en la conferencia, sino porque el PSE tomó la decisión de acudir después de un viaje de Rodolfo Ares a Madrid. El consejero de Interior es una persona muy próxima a Rubalcaba, por lo que es imposible que haya tomado una decisión de esta trascendencia sin consultarle.
Este incalificable acto de entreguismo a las pretensiones de la banda terrorista es inseparable de la precampaña de las generales y hay que relacionarlo con las críticas a la condena de Otegi y al respaldo más o menos explícito de Patxi López a la legalización de Bildu. Cunde el nerviosismo en la oficina del candidato y quizá alguien piense que un comunicado de ETA anunciando que seguirá sin matar o incluso que puede renunciar al terrorismo de forma definitiva –algo que se espera para después de la conferencia– le puede favorecer. Los socialistas arremetieron el pasado fin de semana con dureza contra Aznar por decir que el PSOE «mendiga» a la banda un anuncio y hace concesiones políticas. Sin embargo, los hechos están dando la razón al ex presidente.
Editorial, EL MUNDO, 14/10/11