ABC, 19/9/11
Un informe de la Generalitat constató que el riesgo de fracaso escolar es mayor entre los que hablan español
El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) instó el pasado julio a la Generalitat a acatar las sentencias del Tribunal Supremo (TS) que daban la razón a unos padres en su petición de que el castellano pueda ser también lengua vehicular de la enseñanza en Cataluña. Una andanada a la línea de flotación del sistema de inmersión lingüística catalán. De momento, no obstante, no ha pasado nada. La Generalitat presentó recurso al TSJC, la entidad que apoya a los padres que apelaron al TS —Convivencia Cívica Catalana (CCC)— ultima el escrito de oposición a dicho recurso, y los magistrados de la Sección Quinta de la sala del Contencioso-administrativo del TSJC deberán resolver en fecha imposible de saber.
Mientras, desde la Generalitat se insiste —en su recurso y en declaraciones— en esgrimir , entre otras razones en favor de la inmersión, las supuestas bondades del sistema. Como que beneficia por igual a todos los alumnos, ya sean catalanohablantes, castellanohablantes o inmigrantes.
Sin embargo, tal y como recogerá Convivencia Cívica, entre otros argumentos, en su escrito de oposición al recurso del Gobierno catalán, la propia Generalitat sabe que esta tesis no se sostiene. De hecho, uno de sus organismos públicos asesores, el Consejo de Trabajo, Económico y Social de Cataluña (Ctesc), elaboró un informe publicado —con bastante sigilo— el pasado febrero en el que, en base a datos del Informe PISA 2006 de la OCDE, se colige que la lengua hablada en casa sí tiene influencia en el riesgo de fracaso escolar de los alumnos. Y para los castellanohablantes es el doble.
Así, en el informe se detalla que según la materia evaluada —Ciencias, Matemáticas o Comprensión lectora— entre un 10,5 y un 11,4% de los alumnos catalanohablantes están en riesgo de fracaso escolar, mientras que entre los castellanohablantes el riesgo asciende a entre 20,4% y 24,4%, y entre los inmigrantes se dispara: entre el 45,2 y el 48,7 por ciento.
En su informe, el Ctesc detalla otros factores que inciden en el riesgo de fracaso escolar, tales como el nivel socio-económico de los padres, el nivel cultural de estos o las condiciones de la escuela. Y aunque no pondera cada uno de ellos, entiende que «es útil» saber la lengua que hablan los alumnos en casa a la hora de diseccionar las causas de los problemas académicos.
El Ctesc llega hasta aquí, pero, tal y como alega Convivencia Cívica, hay otras entidades nada sospechosas desde el punto de vista catalanista, caso de la Fundación Jaume Bofill, que en base a los mismos datos del PISA 2006 concluyeron «que las mismas diferencias entre catalanohablantes y castellanohablanes se reproducían a igual nivel socio-económico», denuncia el presidente de CCC, Francisco Caja. De hecho, Convivencia está ultimando un informe propio basado en PISA 2006. Llega a este diagnóstico: «La relación de menor nivel y puntuación de los alumnos castellanohablantes frente a los catalanohaklantes es estadísticamente significativa y muy robusta».
ABC, 19/9/11