Los acosadores del entorno de Batasuna han ido extendiendo la red de intimidación y persecución a los candidatos demócratas, y les está saliendo gratis. Ya van a la caza personal, como ayer con la candidata María José Usandizaga. cabe esperar que los episodios de acoso sigan subiendo de nivel, si alguien no lo remedia.
Se conocía la estrategia de reventar los actos electorales del PNV, PSE y PP, por parte de los amigos de Otegi, desde que así lo decidieron en asamblea. Pero lo que no se sabía es que los acosadores del entorno de la ilegalizada Batasuna iban a coger tanto ‘gustillo’ a la persecución de los candidatos demócratas al ver que el boicot les está saliendo gratis. Han ido extendiendo la red de intimidación. Cada vez un poco más. Ni siquiera se han librado de semejante tensión los ministros más favorables a que ANV tenga voz y voto en la cita electoral del próximo domingo. En algunos lugares, el mal rato se lo han llevado seguidores de la izquierda de Madrazo o, incluso, EA, cuyos candidatos llevan todavía el susto marcado en la cara.
Pero lo más abyecto de esta estrategia se produce cuando van a la caza de una persona, lejos de actos multitudinarios donde pueda encontrarse arropada por los suyos. Ocurrió ayer en San Sebastián cuando la candidata popular María José Usandizaga, fue literalmente acorralada por un centenar de intolerantes mientras paseaba con dos amigas por el centro de la ciudad. Fueron quince minutos eternos según ellas mismas relatan hasta que acudió la Policía autónoma después de que una de las acorraladas hubiera logrado hacer la pertinente llamada de socorro. Después de la escena, la Ertzaintza disolvió a los acosadores sin practicar ninguna detención.
Con este resultado, cabe esperar que los episodios de acoso y persecución sigan subiendo su nivel, si alguien no lo remedia. Este es uno de los discursos en torno a los que pivota el mensaje electoral del PP, la denuncia del envalentonamiento de la llamada izquierda abertzale en esta campaña. Un mensaje incómodo para quienes gobiernan porque los colocan frente al espejo de su incapacidad de controlar situaciones como éstas en las que los ciudadanos se ven intimidados por quienes pretenden imponer sus proyectos a la fuerza y valiéndose de la amenaza terrorista.
Poco antes de que la candidata donostiarra sufriera esa persecución, su compañero de partido y ex presidente del PP vasco, Jaime Mayor comparecía en su único mitin, en Barakaldo, con su ‘bola de cristal’. Esa en la que vio un día que la tregua planteada por ETA en el 98 era una trampa, que preconizó que el Pacto de Lizarra no era otra cosa que un acuerdo para el reparto de poder entre nacionalistas, y en la que ahora ve que «se está haciendo un reparto de poder político entre PNV, PSOE y ETA». Los suyos le escuchaban y se temían que con este discurso tan directo se queden condenados a la más absoluta soledad. Su candidato en Bilbao, Antonio Basagoiti, prefiere atenerse a las encuestas. Teniendo en cuenta que el PP se mantiene en las tres capitales sin gobernar en Madrid, «es un triunfo», les dice a quienes le paran por la calle para decirle que les parece «más sensato lo que dice Imaz que los del PSOE».
Tonia Etxarri, EL CORREO, 21/5/2007