DIARIO VASCO, 31/10/11
Prevé un proceso para resolver las ‘cuestiones técnicas’ largo y con concesiones mutuas. La antigua Batasuna y los mediadores abogan por seguir el modelo irlandés, con un trabajo discreto al eliminar los arsenales
El anuncio por ETA del cese definitivo de la violencia ha puesto sobre la mesa el debate del carril ‘técnico’, lo que la organización en su comunicado y la izquierda abertzale denominan las «consecuencias del conflicto». Fuentes conocedoras de los entresijos que han llevado al final de la violencia señalan que la flexibilización de la situación de los presos puede ir acompasada a los pasos que ETA dé para su desarme paulatino. Un desmantelamiento de la estructura militar en el que los mediadores y la Comisión Internacional de Verificación pueden jugar un papel importante, a ojos de los independentistas, a la hora de garantizar que se cumple el abandono efectivo de explosivos y armas. En este camino también sería necesaria, según los mismos medios, la implicación del Gobierno francés, que en sus cárceles acoge a aproximadamente 140 reclusos etarras.
La antigua Batasuna y también el PNV han comenzado a presionar al Gobierno español para que mueva ficha en política penitenciaria y flexibilice la situación de los presos. No obstante, el Ejecutivo central ha descartado adoptar medidas de calado en este asunto hasta que no se forme el nuevo Gobierno tras las elecciones del 20-N. La izquierda aber-tzale y los mediadores articulados en torno a Currin abogan por una resolución de las cuestiones técnicas siguiendo el modelo irlandés, basado en un trabajo discreto a la hora de gestionar la eliminación de los arsenales de ETA. En el Ulster, apenas se difundieron imágenes de la destrucción de armas, aunque los facilitadores internacionales y los representantes gubernamentales pudieron garantizar el desmantelamiento.
Al mismo tiempo, y en paralelo al avance en el desarme, la formación independentista y los facilitadores son conscientes de que los pasos a favor de los presos llegarán episódicamente, comenzando por iniciativas para permitir la excarcelación de los presos enfermos y el acercamiento progresivo de los reclusos a Euskadi. De hecho, el actual Gobierno socialista ya está aplicando un tratamiento individualizado a determinados reclusos enfermos o a la hora de efectuar movimientos de prisiones condicionados al comportamiento personal de los encarcelados.
Doctrina Parot
La izquierda abertzale también considera que urge crear condiciones para empujar al Tribunal Constitucional a derogar la doctrina Parot, que alarga la estancia en prisión de los reclusos condenados a largas penas, descontando los beneficios penitenciarios del total de la condena y no del periodo efectivo de cumplimiento; doctrina que los familiares de internos consideran una cadena perpetua encubierta y que se ha aplicado a medio centenar de internos.
La revisión de la política penitenciaria, junto a la legalización de Sortu, se ha convertido en la prioridad de la izquierda abertzale en esta coyuntura posterior al anuncio de ETA, frente al debate político sobre la autodeterminación que pretende acelerar en la próxima legislatura del Parlamento Vasco. En lo que se refiere a la situación de los 700 presos de la organización terrorista, y al margen de que haga bandera pública de sus reivindicaciones históricas, la formación independentista se sitúa en parámetros de pragmatismo y realismo, consciente de que el Gobierno no puede aplicar una amnistía general como la de 1977.
No obstante, el objetivo irrenunciable y finalista de la izquierda aber-tzale es que el conjunto de presos esté en la calle cuanto antes y pueda participar en la construcción del «nuevo tiempo». En este sentido, entiende la amnistía como «el escenario político resultante de la superación del conflicto y, por tanto, de las razones que daban lugar a una realidad de múltiples violencias y la existencia de personas presas y exiliadas por motivaciones políticas». De hecho, en su nueva ponencia llama a «crear el ambiente de 1977 y conseguir que una amplia mayoría pida que se traiga a los presos y refugiados a casa. Nos encontramos en las condiciones mejores en mucho tiempo», dicen.
El debate sobre el futuro de los reclusos ya viene recogido en la declaración de Aiete, que fue la antesala del comunicado de ETA y la hoja de ruta que se marca la izquierda aber-tzale. El texto marcaba en su punto 2 la necesidad de que los dos gobiernos abordaran con ETA la cuestión de los presos una vez decretado el cese definitivo de los atentados, un planteamiento de diálogo ‘técnico’ que fue asumido por la organización terrorista en su comunicado.
Este carril incluye el debate sobre el reconocimiento de la realidad de las víctimas de ETA, una de las exigencias planteadas por los partidos para conceder credibilidad al desmarque de la antigua Batasuna de la violencia. La izquierda abertzale ha iniciado una reflexión sobre este asunto que, por el momento, permanece en su ámbito interno aunque podría terminar plasmándose en algún gesto o documento. Su postura oficial seguirá ciñéndose en lo inmediato al Acuerdo de Gernika, que recoge la necesidad de reconocer y reparar a «todas las víctimas», en las que incluyen tanto a las de ETA como a los detenidos que han sufrido tortura y a los afectados por presuntos excesos de las fuerzas de seguridad.
DIARIO VASCO, 31/10/11