Según medios independentistas, la izquierda abertzale no renuncia a abrir vías de contacto con los populares, aunque apuntan que la situación aún debe madurar bastante. Mariano Rajoy ha rechazado utilizar en campaña la lucha antiterrorista y el ‘caso Bildu’, quizá siendo consciente de que puede ser el encargado de gestionar desde la Moncloa el final de la violencia en Euskadi.
La posible llegada del PP al poder en España puede conducir a la izquierda abertzale a buscar el inicio de algún tipo de diálogo con el partido de Mariano Rajoy. Así lo entienden medios independentistas consultados, que afirman que el sector político ilegalizado no renuncia a abrir vías de contacto con los populares para tomar la temperatura del PP en este asunto, aunque la situación, apuntan, debe todavía madurar bastante.
El PP ha atacado sistemáticamente a Zapatero y los socialistas ante cualquier posible atisbo de acercamiento al mundo de la izquierda abertzale o ETA. Desde el fallido proceso de 2006 hasta la reciente aprobación por el Tribunal Constitucional de las listas de Bildu. No obstante, los populares, en especial en Euskadi, no son ajenos a la evolución del mundo de Batasuna, aunque todavía persista en su fuero interno un gran escepticismo.
En esta onda parece estar también el presidente del PP, Mariano Rajoy, que, pese a las presiones del ala más dura de su partido y de ciertos sectores mediáticos de Madrid, ha rechazado utilizar en campaña la lucha antiterrorista y el caso Bildu. Esta postura de Rajoy puede obedecer al hecho de que es consciente de que, salvo un improbable giro de 180 grados en los próximos nueve meses, puede ser el encargado de gestionar desde la Moncloa el final de la violencia en Euskadi.
La moderación de Rajoy es compartida por el PP vasco, crítico con los jueces del TC que abrieron el paso a Bildu, pero que internamente la formación de Basagoiti sabe que no puede quedar políticamente marginado en una Euskadi con un clima social mayoritario que aprecia los movimientos de la formación proscrita y no se opone a su legalización. Por ello, los populares observan con atención los movimientos en el seno de la izquierda abertzale.
Paralelamente, el sector político ilegalizado entiende que la posible llegada de Mariano Rajoy a la Moncloa puede abocarles a buscar alguna vía de comunicación con ese partido. La izquierda abertzale ilegal, por tanto, no renuncia a abrir vías de contacto con los populares, según los medios independentistas consultados. No se trata de un diálogo con fecha y hora. La situación aún debe madurar, admiten las mismas fuentes.
Precedente con Aznar
En el PP vasco tampoco se atreven a descartar de plano que a medio plazo pueda abrirse alguna puerta, aunque consideran que todavía no se dan las condiciones. Entienden que el mundo de Batasuna tiene un importante margen para seguir avanzando en su desmarque de la violencia de ETA y crear las condiciones necesarias que permitieran ese encuentro. Los populares ya saben lo que es afrontar un proceso de paz. Con José María Aznar en el Gobierno, protagonizaron el de 1998, durante la tregua de Lizarra, cuando mantuvieron incluso un encuentro con representantes de la organización armada en la ciudad suiza de Zurich.
Uno de los pensamientos que ronda la cabeza de muchos militantes del PSE-EE es que será finalmente Rajoy el que remate la paz en Euskadi y se lleve los réditos, después de los riesgos asumidos por Zapatero y los socialistas en el fallido proceso de 2006. En este sentido, fuentes del PSE-EE no descartan que si el PSOE logra reconducir su convulsa situación interna y afrontar las generales, previstas para marzo, con el partido unido en torno al candidato Rubalcaba, pueda explorar la posibilidad de dejar encauzado el tema de la pacificación en el País Vasco antes de finiquitar la legislatura.
En estos últimos meses, el Ejecutivo español ha rechazado implicarse en un proceso, como le han reclamado los mediadores de Currin. De hecho, desde el mundo de la antigua Batasuna han advertido, en este sentido, de que «el tiempo corría más en contra de Rubalcaba que de la izquierda aber- tzale», en alusión a un posible relevo en el poder en España.
Sin embargo, la actual negativa del Ejecutivo socialista no conlleva que el Gobierno no esté atento a los movimientos que se están produciendo en el seno de ETA y de la izquierda abertzale. La incógnita reside en si está dispuesto a facilitar este verano los gestos que le demandan la izquierda abertzale y el PNV. La buena relación entre el máximo responsable del EBB, Iñigo Urkullu, y el presidente Zapatero podía haber sido una buena vía de impulso, pero tras la debacle electoral del presidente el pasado domingo, en las municipales y autonómicas, no está claro hasta dónde llegará esta colaboración.
EL DIARIO VASCO, 30/5/2011