ELCORREO, 4/9/11
La izquierda abertzale tradicional cree que ha llegado el momento de reconocer a las víctimas de ETA. La antigua Batasuna pretende impulsar en las próximas semanas un debate interno para tratar de encontrar una fórmula que le permita realizar algún gesto con los damnificados del terrorismo sin resquebrajar la unidad interna. Según ha podido saber EL CORREO, la idea es llevar a cabo un pronunciamiento antes de que acabe el año. No se descarta, incluso, que pudiera producirse con anterioridad a las elecciones generales del 20 de noviembre.
El sufrimiento de las víctimas siempre ha constituido un tema espinoso para la izquierda abertzale, consciente de que cualquier muestra de solidaridad hacia ese colectivo lleva implícito un reproche a la actividad terrorista. La fórmula utilizada en los últimos meses para abordar estas cuestiones es aludir a «todas las víctimas», equiparando a quienes han padecido los crímenes de ETA con quienes han sufrido abusos policiales y han sido torturados. La antigua Batasuna se ha plegado, en este sentido, a la literalidad de uno de los puntos del Acuerdo de Gernika, suscrito junto a EA, Aralar y varias decenas de agentes sociales. Ese documento habla de la «necesidad de un reconocimiento, reconciliación y reparación de todas las víctimas, originadas por el conflicto político y la realidad de las múltiples violencias».
Los responsables de la coalición ilegalizada, aseguran fuentes de su entorno, han asimilado la necesidad de efectuar un gesto que ofrezca «garantías» de que están dispuestos a «asumir el relato del otro». Un paso más -insisten- para apuntalar un proceso de normalización en Euskadi. El pronunciamiento coincidiría, además, con la puesta en marcha en el Parlamento vasco de la ponencia sobre víctimas de abusos policiales. En este sector piensan que si partidos como el PSE están dispuestos a restituir la memoria de estos damnificados, ellos también pueden manifestar en público su respeto hacia los afectados por la violencia de ETA.
Va «en serio»
El principal problema que se le presenta es «cómo escenificar» un paso que le exigen el resto de fuerzas políticas y mantener los difíciles «equilibrios internos» a los que se ve sometida en su intento de que «nadie quede atrás». «Quieren hacer un gesto y despejar dudas», insisten las mismas fuentes, que reconocen que antes del parón por las vacaciones veraniegas la dirección de la izquierda abertzale ya había decidido que era el momento de «hacer algo».
La sorpresa llegó, sin embargo, en pleno periodo vacacional con las polémicas declaraciones del diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, que aseguró en un curso de verano en la Universitat Catalana d’Estiu (UCE) que los asesinatos de ETA en Cataluña habían sido «más que un error», sin condenar los atentados cometidos en Euskadi, el resto de España o Francia. Las palabras del máximo exponente del poder de Bildu provocaron ácidas críticas por parte del resto de formaciones, de los colectivos de víctimas y de los gobiernos vasco y central. El propio Garitano se vio obligado a matizar sus declaraciones y asegurar que no había querido realizar distinciones.
El reconocimiento de los afectados por ETA no es el único movimiento que la antigua Batasuna quiere tener listo para los próximos meses. En su ‘hoja de ruta’ también aparece que el colectivo de presos (EPPK) suscriba el Acuerdo de Gernika, en el que, entre otros aspectos, se exige a la banda terrorista que emprenda el camino hacia su desaparición y se asume que sólo se puede hacer política a través de métodos exclusivamente pacíficos.
La izquierda abertzale entiende que sumar a los reclusos etarras a esta declaración supondría un golpe de efecto importante y contribuiría a despejar dudas sobre sus verdaderas intenciones en el actual proceso de paz. Evidenciaría -insisten las mismas fuentes- que todos dentro de este movimiento social van «en serio». «Si ellos se suman -en referencia a los etarras encarcelados-, sólo quedaría ETA por firmar el Acuerdo de Gernika, cuando es obvio que ETA no podrá firmar nunca una declaración que pide su final», advierten. La antigua Batasuna está convencida, además, de que este hecho podría permitir al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aligerar la política penitenciaria y favorecer la situación de estos internos.
Tanto el gesto del EPPK como el reconocimiento de las víctimas choca con un escollo: hay sectores de la izquierda abertzale que consideran que ya han dado «suficientes pasos» y que ahora es el turno del Ejecutivo central. Las fuentes consultadas por este periódico insisten en que «ayudaría» al proceso que el Gabinete socialista efectuara «también algún gesto» que rebajara la tensión actual. Algo que ven difícil que ocurra en un escenario político español en el que todo está condicionado por las elecciones generales del 20 de noviembre. Son conscientes de que al candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, «no le va a ayudar» cualquier movimiento que se aleje de la firmeza contra el terrorismo y contra quienes han respaldado a la banda. Las fuentes consultadas advierten, no obstante, que el adelanto electoral ha afectado «a los ritmos» del proceso, que creen que «se hubiera asentado mejor» de haberse celebrado los comicios en marzo de 2012.
Otegi, Sortu y Parot
«Una buena aportación» al proceso sería, según la antigua Batasuna, que se resolvieran favorablemente a sus intereses alguna de las causas judiciales todavía pendientes. Aluden, en concreto, al ‘caso Bateragune’ -el proceso para refundar supuestamente la ilegalizada Batasuna-, cuya sentencia debería salir a la luz este mismo mes y que, de ser absolutoria, supondría la excarcelación de Arnaldo Otegi. También a la legalización de Sortu, marca a la espera de que el Tribunal Constitucional revise la prohibición dictada por el Supremo; y a la revisión de la ‘doctrina Parot’, que fija penas de 40 años de cumplimiento real para aquellos etarras con largas condenas. Cualquier resolución en los tribunales que beneficiara a la izquierda abertzale podría ser ‘vendida’ a la militancia como un gesto del Estado, a pesar de la independencia judicial.
El ministro del Interior, Antonio Camacho, descartó el pasado jueves que el Gobierno vaya a hacer ‘guiño’ alguno a ETA y su entorno, ni en materia de presos ninguna otra, hasta que la banda anuncie su disolución definitiva.
El discurso en público de los dirigentes independentistas mantendrá, en el arranque del curso, la misma línea argumental que la desarrollada durante el verano. La legalización de Sortu y la denuncia de la dispersión de los presos permanecerán como las banderas con las que la izquierda abertzale tratará de mantener unidos a sus seguidores. La antigua Batasuna es consciente de que marca los tiempos en la política de Euskadi. El éxito en las elecciones municipales y forales del pasado mayo ha reforzado de puertas hacia adentro su estrategia. Pocos se atreven a discutir la apuesta por las vías exclusivamente pacíficas.
El ‘efecto Bildu’ ha conseguido, además, que otras fuerzas se replanteen su estrategia. Es el caso de Aralar, que, tras descartar cualquier colaboración en los comicios del pasado 22 de mayo, ayer mismo se decantó por concurrir junto a la izquierda abertzale en las próximas generales, dejando incluso a un lado a Nafarroa Bai, la gran referencia de los nacionalistas en la comunidad foral. También es el caso del PNV, que se ha obligado a reforzar su perfil soberanista y desempolvar su vieja reclamación del derecho a decidir.
ELCORREO, 4/9/11