EL CORREO, 11/4/12
Pese al expreso deseo de los familiares y amigos de Iñigo Cabacas de evitar que la muerte del joven seguidor del Athletic -por el impacto de una pelota de goma, según ha confirmado la autopsia- se deslice hacia el pantanoso terreno de la política, la izquierda abertzale desplegó ayer todo su abanico de portavoces, plataformas y sindicatos afines y representantes institucionales para hacer del fallecimiento del vecino de Bilbao, de 28 años, una contundente herramienta de denuncia de los «abusos policiales», la «represión» contra la juventud vasca, la «realidad política» en general y el modelo policial.
En definitiva, aprovechó la tragedia para hacer política, una actitud que fue duramente censurada, en unos casos en público y en otros en privado, por el resto de formaciones del arco político vasco. La propia cuadrilla de Iñigo tuvo que acallar el lunes las consignas -propias de los actos del entorno radical, como ‘herriak ez du barkatuko’ (‘el pueblo no perdonará’)- que quisieron corear algunos de los asistentes al sencillo homenaje que tributaron a su amigo.
Pero ayer, con el ambiente cada vez más caldeado y la ulterior confirmación de que la muerte fue provocada por material antidisturbios, la bola de nieve no hizo más que crecer. De hecho, amenaza con convertirse en un auténtico terremoto político. Material inflamable al que los violentos no dudaron en arrojar más gasolina. La casa del pueblo del PSE en Santurtzi amaneció cubierta de pintadas amenazantes contra los socialistas mezcladas sin pudor con frases de tributo a Iñigo. Junto a un ‘te recordamos’, aparecieron leyendas como ‘PSOE asesinos’, ‘Policía asesina’ o ‘ata a tus perros’. Un clima de violencia latente contra la Ertzaintza que también han sufrido en sus carnes, según ha podido saber este periódico, patrulleros de la Policía autonómica que han tenido que soportar en la calle insultos de parecida índole por un suceso que el lehendakari López, «consternado», se comprometió ayer a «aclarar hasta el último extremo». En Elorrio, un joven fue detenido por increpar a los agentes que retiraban una pancarta alusiva a Cabacas y a la Ertzaintza.
La hoguera se alimentó también desde la política. Tras la primera rueda de prensa de urgencia que los partidos del Acuerdo de Gernika ofrecieron el lunes, en la que retrataron a Cabacas como la «última víctima» de «décadas de violencia policial» – la misma que denunciaron ayer tres concentraciones en Algorta y Vitoria, una de ellas convocada por los ‘indignados’ alaveses a través de las redes sociales-, la izquierda abertzale persistió ayer en su intento de vincular el fallecimiento del joven con el denominado ‘conflicto’ vasco. Uno de sus principales portavoces, Pernando Barrena, puso en entredicho el resultado de ésta y de todas las anteriores investigaciones por «abusos policiales», un saco en el que metió también los presuntos casos de torturas. Partiendo de esa premisa, afirmó que «todos sabemos de antemano» que aunque se llegaran a dictar condenas, los responsables acabarán «indultados y hasta condecorados».
Pero fue más allá. Aunque la esfera política a la que pertenece se ha sumado muy recientemente al rechazo de la violencia, Barrena no dudó en sostener que «en cualquier otra parte del mundo» el responsable de Interior habría dimitido «hace horas», pero no en Euskadi, donde «da la impresión de que vale más un contenedor o cualquier otro bien público que la vida de una persona». En ese punto, el exmahaikide señaló directamente al PNV y al PSE, y les acusó de haber fomentado en la Ertzaintza «un modelo de policía antiinsurgente que dispara a la cabeza con balas de goma a los ciudadanos que dice defender».
La plataforma Eleak, integrada por la izquierda abertzale y personalidades relevantes de otras sensibilidades, insistió en la misma idea y se solidarizó con todas las víctimas «de la represión de la Ertzaintza» e incluso enmarcó la muerte de Iñigo y las heridas que sufrió el vitoriano Xuban Nafarrate cuando cruzaba contenedores en la última huelga general en un contexto de violencia «amparada» por los poderes públicos, «justificada» por determinados políticos y «silenciada por sus medios de comunicación». A esa estrategia se sumaron exigencias de dimisión de Ares por parte de los sindicatos firmantes del Acuerdo de Gernika -ELA y LAB- e intentos de impulsar declaraciones institucionales hasta en el Parlamento de Navarra.
Prudencia en el PNV
Una línea de actuación que difiere sensiblemente de la del PNV, sumamente crítico en privado con la tardanza de Ares en asumir la posible responsabilidad de la Ertzaintza en la muerte de Cabacas pero decidido a no hacer el caldo gordo a una izquierda abertzale cuyo comportamiento deplora. La dirección jeltzale tiene consigna de mantener un tono prudente -pese a su rechazo total a la gestión que el PSE ha hecho de la Policía autonómica- y, de hecho, ayer se limitó a pedir, a través de su parlamentario Mikel Martínez, «máxima diligencia» en la investigación y «verdad y justicia» para Iñigo y su familia.
Quien sí rechazó públicamente la actitud de la antigua Batasuna fue el PSE: su portavoz, José Antonio Pastor, lamentó que traten de «apropiarse del dolor de una familia para hacer política de la manera más mezquina». «No tienen vergüenza», censuró. El PP vasco también prefirió evitar un análisis en profundidad hasta no conocer las conclusiones de la investigación abierta por Interior.
EL CORREO, 11/4/12