Miquel Giménez-Vozpópuli
  • Colau deja en suspenso el hermanamiento de Barcelona con Tel Aviv. Veamos por qué

Una de las cosas que menos me gustaba en el PSC era el sentimiento anti semita que existía entre sus dirigentes. Todos eran pro Palestina y defendían a la OLP y Al Fatah, además de considerar al partido Baas como referente en la región. Iceta, el que más. Que la izquierda pijo progre, salvo excepciones como Obiols o Borrell, pro judíos, haya sido históricamente contraria a Israel no es casual. Esa tradición es la que ha heredado Colau que, como buena comunista, abomina de todo lo que sea democracia parlamentaria. Y qué duda cabe que Israel es la única democracia en una parte del mapamundi llena de regímenes dictatoriales y teocráticos, cuando no satrapías personales.

Que Ada Colau, siempre antisemita en su conducta al igual que sus amigues de las CUP, revoque el hermanamiento con Tel Aviv as usual. Es lo mínimo que puede esperarse de quien no se preocupa más que de gestos estúpidos de cara a los suyos. Los rojos pálidos se llenan la boca hablando de la vulneración de los derechos de los palestinos, de violencia en los territorios ocupados, de la libertad. Pero en Israel se puede vivir perfectamente siendo árabe, puedes ocupar cargos públicos – mediante elecciones, eso sí -, tener negocios, fundar tu familia, ser homosexual o asistir a una mezquita sin el menor problema. Pruebe usted a hacer eso mismo en Palestina. Que en Marruecos, ese amable vecino, sea misión imposible abrir una iglesia es lo menor de este grave asunto que jamás se llega a tratar a fondo.

Pero en Israel se puede vivir perfectamente siendo árabe, puedes ocupar cargos públicos – mediante elecciones, eso sí -, tener negocios, fundar tu familia, ser homosexual o asistir a una mezquita sin el menor problema

Eso se debe a que existe un pánico cerval por parte de políticos y medios a la hora de decir la verdad, y es que la izquierda es antisemita. Así de duro. Nos han vendido un cuento chino en el que los judíos son los malos, los oligarcas, los explotadores, los asesinos, los racistas, los criminales. Nada más lejos de la verdad. De entrada, son los árabes quienes han jurado no cesar en su lucha «Hasta expulsar a los judíos hasta el mar». Son los árabes quienes se han negado siempre a la división en de aquel territorio en dos estados. Son los árabes quienes ponen a mujeres, niños y ancianos en primera fila cuando organizan sus provocaciones. Y, si hacemos historia, fueron los árabes quienes se pusieron de parte de los nazis en la segunda guerra mundial.

Y, si hacemos historia, fueron los árabes quienes se pusieron de parte de los nazis en la segunda guerra mundial

Recuerden como trataban como jefe de estado, con toda clase de miramientos y agasajos por parte de Hitler o Himmler, al Gran Muftí de Jerusalén; como se organizó una Legión Árabe en las SS mientras millones de hebreos morían asesinados en la Shoah; como los fundamentos ideológicos del Baas, partido de Háfez El Assad y Sadam Hussein, fueron copiados al pie de la letra del programa del NSDAP nazi. Recordemos, finalmente, que la revolución de Nasser se llevó a término con dinero de los nazis en el exilio, que sus tropas paracaidistas fueron adiestradas por Otto Skorzeny, que desfilaban al son de la marcha “Yo tenía un camarada”, que el banquero suizo de ideología nazi François Genoud – militante del partido nacionalsocialista suizo de Geo Oltramare – les proveyó de millones para aplastar a Israel con un programa de cohetes teledirigidos. Y no sigo porque iríamos demasiado lejos, quizá hasta Bataclán o la Rambla.

Así que bien puede Colau y su corte ahorrarse las excusas de siempre. Son antisemitas porque prefieren Irán que Israel, a un Mullah que a un economista liberal, a una mujer con burka que a una diputada de VOX y a una sociedad tiránica y dictatorial a una democracia liberal, social y europea. No hay más. Ah, y conste que Stalin también fue un antisemita de cuidado que llevó a término numerosos pogromos en “su” Rusia. Baste citar al que efectuó entre los médicos de origen hebreo. “Cosmopolitas burgueses y sin raíces” los definía Stalin. Palabras que lo retratan como el antisemita visceral que era. Comunistas y nazis que pactaron en su momento, comunistas y nazis que compartían el antisemitismo más atroz, comunistas y nazis que tenían campos de exterminio… Que tome nota quien quiera.