Esteban Hernández-El Confidencial
- Los resultados de Castilla y León han señalado que la distancia entre el bloque de izquierda y el de derecha se amplía a favor del segundo, lo que generará movimientos significativos en los partidos progresistas
Las expectativas del PP nacieron demasiado elevadas, con encuestas que anunciaban una victoria aplastante. Esa aspiración fue desinflándose a medida que avanzaba la campaña, y eso ha generado la sensación de que los resultados finales son una suerte de fracaso, porque depende en exceso de un aliado-rival, Vox. Sin embargo, el PP ha ganado, a pesar de que es un partido que lleva mucho tiempo en el gobierno regional y de que podría haberse desgastado. Más al contrario, ha sumado procuradores respecto de elecciones anteriores, y se consolida en el gobierno. Recordemos que, en los comicios anteriores, los populares quedaron segundos.
Al PSOE le ha ocurrido al contrario. La sensación de que ha sido derrotado, pero de una manera aceptable, tiene que ver también con el hecho de que sus expectativas de partida, las del momento de la convocatoria de las elecciones, eran muy bajas. Se anunciaba una debacle que no se ha producido, pero tampoco el resultado es especialmente aceptable: ha perdido siete procuradores y ha quedado relegado al segundo lugar.
El erróneo foco en Vox
Sin embargo, los problemas para los socialistas, tanto en Castilla y León como en la lectura en clave nacional, no provienen tanto de su partido como de la evolución política de nuestro país, La insistencia de la izquierda en el auge de Vox, que será enorme en estos días, solo puede servir para enmascarar una realidad cierta, su caída. El bloque de izquierda suma en CyL un 34% del voto, mientras que el de derechas alcanza el 50%. Y las cosas se complican porque ese giro forma parte de una tendencia general. Los partidos centrales, PP y PSOE, siguen concentrando buena parte del voto, pero el del descontento va a parar a la derecha populista y a las formaciones territoriales. En Castilla y León es la España Vaciada y en las comunidades con presencia nacionalista la intención de voto aumenta para las formaciones locales.
Un elemento simbólico que nos dejan las elecciones de CyL: Podemos está en el mismo sitio que Ciudadanos
Como producto de esta tendencia, en las elecciones que se han celebrado desde la pandemia, salvo en la catalana, lo que hemos presenciado es el descenso en voto de los socialistas y el anclaje en un espacio minoritario de UP. Podemos es un partido en descomposición, con escaso arraigo popular, y menos aún en los territorios interiores, por lo que su escaso escaño no es ninguna sorpresa; es lo que le corresponde a una formación irrelevante. Un elemento simbólico que nos dejan las elecciones de CyL: Podemos está en el mismo sitio que Ciudadanos.
La cámara de eco
Hubo un momento significativo en la campaña, en su inicio, en el que Podemos creyó que los resultados podían ser mejores. La aparición involuntaria de Garzón en campaña con sus declaraciones a ‘The Guardian’, motivó una hostilidad interesada por parte de las derechas. Y si Génova se equivocó llevando a Casado a recorrer granjas y hacerse fotos con ganado de fondo, pensando que lo ocurrido en Madrid con Ayuso y los bares podría tener continuidad con ese eje, el error de Podemos no fue menor. El debate de las macrogranjas, que creyó haber ganado por goleada gracias al respaldo de los medios progresistas nacionales, hizo creer a UP que los efectos en la realidad de la polémica le iban a resultar beneficiosos. Nada más lejos, la cámara de eco tiene una correspondencia con el voto más escasa de lo que parece. Les ocurrió más o menos lo mismo que con la alerta antifascista en Madrid.
Los resultados de Castilla y León pueden poner nervioso a Sánchez y mover muchas fichas en el proyecto de Yolanda Díaz
En todo caso, y más allá de los errores en campaña, estos resultados son interesantes porque van a generar movimientos en la izquierda. Pueden poner nervioso a Sánchez, ya que el bloque PP+Vox parece sólido, y porque puede mover muchas fichas alrededor de la candidatura de Yolanda Díaz. La vicepresidenta segunda ya sabe que UP es un proyecto quemado y lo lógico sería que esperase a que ardiera del todo en Andalucía para poner en marcha su opción de una manera no contaminada. Lo que le queda es armar algo nuevo y claramente diferenciado de lo precedente si pretende tener algún recorrido, y este resultado ayuda mucho a que se convenza de algo de lo que ya parece convencida.
Pero esto es un problema para Sánchez, porque necesita a esa izquierda para gobernar. Puede resistir al PP, pero no a la suma de PP más Vox si no lo compensa con un movimiento similar, de modo que la formación a su izquierda aporte lo suficiente para compensar. Ahora mismo está muy lejos de ser así, y esto deja en una muy mala situación a los socialistas, no por sí mismos, sino porque, en ese bloque de mayorías en el que importan tanto los votos propios como los de las formaciones aliadas, el presidente se está quedando solo. Quizá tenga que empezar a ayudar a Yolanda Díaz de una manera más expresa.