EL CORREO 03/09/13
El Tribunal Correccional de París ordena el destierro de tres militantes de ETA tras condenarlos a siete, cinco y cuatro años de cárcel
«Hace bien en volver a España. En Francia no queremos terroristas». Con estas palabras la jueza Nathalie Dutartre despidió ayer a Alex Uriarte Cuadrado tras condenarlo a cuatro años de prisión por pertenencia a ETA. El tribunal de París presidido por la magistrada impuso además siete años a Jurdan Martitegi Lizaso ‘Arlas’ y cinco a Gorka Azpitarte Rejado. En los tres casos ordenó el destierro definitivo del país por el riesgo de reincidencia a pesar del anuncio de cese de la lucha armada.
El juicio celebrado ayer por la sala 16 del Tribunal Correccional a los tres detenidos el 18 de abril de 2009 en Montauriol (Pirineos Orientales) demostró que las autoridades judiciales francesas no se fían del final de ETA. Contribuyó al recelo la actitud mantenida por los acusados, que no contestaron a los interrogatorios y ni siquiera se pusieron de pie, comportamiento tradicional en los procesos de París al terrorismo vasco.
«Si es para decir que no reconocen al tribunal, ya lo sabemos», le espetó la jueza Dutartre a Martitegi al negarle la palabra. «Ya conocemos su ideología», le cortó luego a Azpitarte cuando acababa de denunciar la política de dispersión y alejamiento penitenciario tras proclamar su militancia en ETA.
Las penas impuestas, inferiores en un año a la petición fiscal, fueron pronunciadas tras una deliberación a puerta cerrada de 20 minutos nada más concluir la vista oral. Llevan aparejadas la prohibición de residir en Francia a título definitivo una vez cumplidas las condenas, que la defensa pidió expresamente que no se aplicara. Planteó que Azpitarte está casado con la también presa Saioa Sánchez Iturregi ‘Hintza’, condenada en París a 28 años por su implicación en los asesinatos de dos guardias civiles en Capbreton (Las Landas) y que Uriarte realiza actividades profesionales en el País Vasco francés, donde se instaló tras ser puesto en libertad provisional en marzo.
En el caso de Azpitarte, la presidenta justificó el destierro por «su opción de vida en la clandestinidad y por la perseverancia en su compromiso con el fin de evitar una reiteración de los hechos habida cuenta de que se dice orgulloso de pertenecer a esa organización terrorista». A Uriarte le dijo que su vida en Francia no es indispensable y que «estará mejor en España» pues ya ha cumplido en régimen preventivo los cuatro años de condena. Por su parte, Martitegi purga ya una pena de ocho años dictada en marzo por otro tribunal de París.
«Sigue activa»
La fiscal antiterrorista Juliette Le Borgne había expuesto en su informe que resulta «muy difícil, cuando se ve hoy la actitud de sus miembros, decir qué va a pasar con ETA mientras no haya un abandono real de las armas». A su juicio, el mutismo de los acusados prueba «un compromiso profundo, duradero y nunca cuestionado» además de mostrar que «la negociación sigue sin ser hoy una prioridad». «La organización sigue activa, continúa reclutando y con trabajos de aprovisionamiento para prepararse, imaginamos, a acciones futuras», afirmó.
Según la acusación, Martitegi (Durango, 1980) era jefe de formación en el aparato militar, Azpitarte (Arrasate, 1978), su ayudante y Uriarte (Vitoria, 1979), un ‘legal’ que había acudido a una cita orgánica con su responsable en ETA. Su seguimiento por las policías española y francesa desde Vitoria por toda la frontera propició en la aldea catalana de Montauriol el tercer golpe asestado a la jefatura militar en cinco meses tras las capturas de ‘Txeroki’ y ‘Gurbitz’.