LUCÍA MÉNDEZ – EL MUNDO – 28/01/17
· Los siete Globos de oro, las 14 nominaciones a los Oscar, la cantidad de críticos rendidos a su encanto y el éxito rotundo en la taquilla fueron razones más que suficientes para ir a ver La, la, land. Una vez abandonada la butaca con ganas de cantar y bailar bajo la luz de la Luna, es posible entender tanto a los especialistas fascinados con la delicia, como a los escépticos que ven en la película de moda un bonito pastel que el Hollywood estupendo se regala a sí mismo.
Aunque el impacto global de un musical tan elegante, romántico, colorista y festivo a la vez que melancólico, servido por los brillantes ojos de Emma Stone y el irresistible encanto de Ryan Gosling, no se acabaría de entender si no es por el contraste entre el sueño americano de antaño y la pesadilla actual. Entre el idealismo naíf de la época dorada del cine y los estucos de oro de la Torre Trump trasplantados a las cortinas del Despacho Oval. Hollywood quiere premiar a La, la, land porque La, la, land es la némesis de la Casa Blanca de Donald Trump. La luz contra la oscuridad. La Ilustración contra la ignorancia. El technicolor contra la telebasura. La educación exquisita contra los malos modos. El respeto a la diversidad contra el racismo y la exclusión. La ingenuidad contra la malicia. Los puentes contra los muros. La delicadeza contra la grosería. La urbanidad contra el insulto.
Millones de personas en Estados Unidos y en el resto del mundo albergan el temor a un tiempo de oscuridad tras la primera semana de Trump en la Casa Blanca. La institución presidencial americana siempre nos pareció muy seria. Digna de películas épicas y alas oestes de utopía o de lucha por el poder. Esto de ahora parece increíble. «Como personaje de ficción en una novela, a Trump tendrías que rebajarlo», ha dicho la escritora Lionel Shriver a La Vanguardia.
«La historia no puede profetizar nada, excepto una cosa: que ninguna gran transformación ocurrirá nunca en la forma en que los hombres de la edad inmediatamente anterior se imaginaron». El profesor italiano Giovanni Orsina cita esta sentencia del ilustre medievalista Johan Huizinga en un artículo publicado en Cuadernos de pensamiento político de Faes. Poco podíamos imaginar que la crisis provocada por los avariciosos y despiadados lobos de Wall Street acabaría precisamente con un despiadado millonario en la Casa Blanca.
LUCÍA MÉNDEZ – EL MUNDO – 28/01/17