Santiago González, EL MUNDO, 13/10/12
No puede decirse que Cataluña haya sido afortunada con los presidentes que le han tocado: nada menos que 129. Pero los únicos que se salvan son Tarradellas y Montilla, el primero por demostrar una prudencia a la altura del reto en la Transición. Montilla no estuvo a la altura, pero fue un uomo cualunque sin gracias ni desgracias. Mas entronca con la capacidad visionaria de sus antecesores. Maciá y Companys, que tanto inspiró en el 34 la derrota soberanista actual de Cataluña. Pujol, un visionario, y Maragall, la sorpresa para una España que lo recuerda como un tío simpático dando saltos mientras Samaranch decía: «A la ville de Barcelonne…». Ayer, día de la Fiesta Nacional, mientras el Rey recibía a un surtido del paisanaje autóctono, el president era entrevistado por su cronista áulico en La Vanguardia, el mismo que le acompañó en su viaje a las tinieblas para pedir al súcubo un pacto fiscal y volver hecho un Moisés ante la negativa de Rajoy. Se rumoreaba que al Monarca le pesa haberle concedido la Grandeza de España al propietario del periódico. No es para tanto. Todo consiste en que en el momento procesal oportuno, el conde de Godó cambie la Grandeza de España, esa ordinariez, por el discreto encanto de la Grandessa de Catalunya. Puestos a elegir y así, a ojo, es más grande la primera, pero también es cosa sabida, o al menos pregonada, que el tamaño no lo es todo y una grandeza pequeñita tiene más encanto. Mas debe de ser un tipo peculiar, a juzgar por el titular de la entrevista: «El mundo económico deberá adaptarse al cambio del país». Pasmoso. Hasta hoy se había rondado el concepto, no es que sea un rompedor conceptual. Todo esto estaba ensayado cuando el planIbarretxe. Hace días, los medios daban la buena nueva de que el 74% de los catalanes está a favor de la consulta autodeterminista. La ficha técnica explicaba el know how: 800 entrevistas telefónicas realizadas por la Generalitat. Imaginen las conversaciones: «Buenas, esto es un sondeo de la Generalitat. ¿Es ustedel empresario don Fulano de Tal? Es partidario de la autodeterminación de Catalunya?». Estaba escrito que Mas habría de transitar la senda de Juan Josué Ibarretxe. En 2002 puso al Gobierno Vasco a trabajar sobre su plan. Un sondeo telefónico entre 409 empresarios vascos daba el sorprendente resultado de que entre los capitanes de empresa había más tronquistas y abertzales que entre el común de la población. Está todo inventado. La innovación de Mas es ponerse al frente de la peña en vez de pastorear el rebaño. Es esa fantástica aseveración de que el mundo económico debe adaptarse al cambio del país. La ley de la oferta y la demanda deberá adaptarse al sobiranisme medio ambiental o será derogada por mayoría simple en el Parlament. En simplezas, sólo prevalecerá la Ley de Say. «Toda oferta crea su propia demanda». Verbigracia.
Santiago González, EL MUNDO, 13/10/12