EL CORREO 11/02/14
Arantza Quiroga insistió ayer en que el lehendakari plantea la posibilidad de introducir «medidas de gracia» en la política penitenciaria «porque está buscando una situación diferente» para los presos etarras en comparación con los reclusos condenados por delitos comunes. La presidenta del PP vasco retomó así la polémica que mantiene con el jefe del Ejecutivo vasco desde el viernes pasado, convencida de que Iñigo Urkullu ha trasladado a Mariano Rajoy la hipótesis de que sólo habrá una disolución de la banda mediante la aplicación de beneficios penitenciarios; una teoría que el propio Gobierno vasco ha desmentido y calificado como «radicalmente falso», subrayando que su apuesta es la de un «final ordenado» del terrorismo acorde a la legalidad vigente, según un comunicado que el Ejecutivo hizo público el mismo viernes.
A pesar de ello, la líder conservadora reiteró ayer sus creencias en una entrevista en ETB, donde se preguntó si Urkullu ejerce como «la correa de transmisión» o «el portavoz de los presos de ETA», antes de pedirle que aclare «qué papel quiere jugar» en el final de la violencia terrorista.
Quiroga aseguró que en el proceso de normalización «no hay posibilidad de equidistancias», de modo que «más pronto que tarde el lehendakari va a tener que optar». En su opinión, el presidente vasco «ha puesto como prioridad del final de ETA a los presos. Y eso no hace falta de lo diga yo, eso lo está viendo la
opinión pública», advirtió, porque «cada vez» que Urkullu «habla del final de ETA está hablando de presos» y no de «deslegitimación del terrorismo» ni de «víctimas».
La presidenta del PP vasco se declaró «cansada de ir a una reunión con una persona (en alusión a su entrevista de la semana pasada con Urkullu y a «otras» reuniones), se pide una discreción y, al día siguiente, uno se dé cuenta de que había una motivación política dentro de una estrategia política», se quejó.
Quiroga también expresó su malestar porque los documentos que el lehendakari trasladó a Rajoy sean, a su juicio, de «presos». «Me gustaría que tuviera también el trabajo hecho de cómo se consolida la democracia en Euskadi, la tolerancia, el pluralismo, cómo vamos a afrontar este futuro sin ETA, si se va a vincular, como parece ser, el futuro de Euskadi sin ETA también con la soberanía…», ennumeró la líder conservadora, antes de dejar claro que un Gobierno democrático «no puede negociar con una banda terrorista» y que mientras ETA «se empeñe en decir que sigue existiendo» continuará la política de dispersión.