La lógica de La Caixa ante el riesgo que corre si hay secesión

CARLOS SEGOVIA, EL MUNDO 28/04/14

· El cambio de los estatutos de La Caixa aprovechando su conversión en una fundación bancaria es uno de los movimientos de ficha de mayor calado en la convulsa actualidad de Cataluña.

Refuerza con ellos como nunca en sus 110 años de historia su vinculación a «todo el territorio del Estado» y ya no garantiza que, en cualquier circunstancia, vaya a mantener la sede en Barcelona, como publicó este diario en su edición de ayer. Si se pone el lector de los nuevos estatutos en la piel de un inversor internacional, no verá en la operación impulsada por el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, un bofetón político a Artur Mas, o una burla a las aspiraciones del líder de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras. Ni siquiera un guiño a Mariano Rajoy. Verá simplemente racionalidad económica en un movimiento que se hacía imprescindible de lógica aplastante.

Si uno de cada cuatro clientes de banca en España confían sus ahorros en La Caixa; si es líder o segundo operador en todas y cada de las comunidades autónomas… ¿Qué hace ligando su suerte a una Cataluña independiente y por un tiempo incierto fuera del euro?

¿Respondería a su realidad presentándose de pronto ante sus 13,6 millones de clientes en toda España como una entidad extranjera? ¿Con qué responsabilidad arrastraría Fainé a todos los accionistas de CaixaBank a un horizonte con una nueva moneda no testada en los mercados internacionales y fuera del radar salvavidas del Banco Central Europeo?

Lo que es un contrasentido son los actuales estatutos de La Caixa y ya han durado demasiado. Como ya advirtió en 2006 el entonces presidente de Endesa, Manuel Pizarro, había que tener en cuenta que la matriz de Gas Natural que pretendía controlar la energía del Estado se debía formalmente en sus estatutos sólo a una comunidad. En efecto, el actual artículo 5 establece: «Por razón de su origen y tradición, el ámbito territorial principal y más característico de la Caixa d’Estalvis i Pensions de Barcelona es Cataluña».

Y agrega que eso es «el criterio orientador de todas sus actuaciones». Por si fuera poco, asegura que «en cualquier caso» la sede social estará en Barcelona. Si un inversor internacional da credibilidad al proceso iniciado por Mas, la lectura de los actuales estatutos son para salir corriendo e invertir en otro sitio. Como asegura David Schnautz, analista de Commerzbank en Nueva York, «a los inversores no les gusta nada la incertidumbre».

El primer ministro de Escocia, Alex Salmond, se desayunó el pasado jueves con un informe de la agencia de solvencia Standard&Poor´s amenazando con degradar la calificación de los bancos escoceses en caso de secesión. Su razonamiento es que una Escocia independiente sería más débil y no podría rescatar a sus entidades financieras en caso de que éstas volvieran a correr riesgo de quiebra. No basta con que La Caixa vaya bien, los inversores quieren ver que opera con normalidad en un gran mercado y supervisada por unas autoridades fuertes capaces de rescatarla. De hecho, la propia Standard&Poor’ s ha acogido mal la transformación de la caja en una fundación bancaria por si implica menos control regulatorio y más riesgos para los bonistas. La Caixa corre grandes riesgos en caso de secesión de Cataluña y debe cambiar sus estatutos en la lógica línea impulsada ahora.

CARLOS SEGOVIA, EL MUNDO 28/04/14