La madre de Homs

EL MUNDO – 28/08/15 – CASIMIRO GARCÍA-ABADILLO

· La precampaña de las elecciones catalanas nos está deparando los momentos más chispeantes del final del verano. Comparados con la caída de las bolsas, la crisis de Grecia o la avalancha migratoria, los tropiezos, las propuestas y el paroxismo victimista que nos brindan algunos líderes independentistas dan a la vida política española un cierto toque naif, incluso divertido, casi necesario, como una película de los hermanos Marx en medio de un ciclo de Ingmar Bergman.

Hemos relatado ya en estas páginas las declaraciones y rectificaciones vía Twitter de Romeva (la nueva estrella mediática que se ha creído su papel); los enfados de Artur Mas no sólo con su cabeza de lista, por discutirle su papel hegemónico tras el 27-S, sino con el líder de la ANC, Jordi Sànchez, que se ha atrevido a cuestionar la continuidad de Cataluña en la UE si se produce la secesión de España (otro que ha tenido que rectificar). En fin, ahora hemos conocido la hoja de ruta de Junts pel Sí, que consiste, básicamente, en sacar del baúl de los recuerdos a Aznar (dentro de poco le tocará el turno a Bush) y en aflorar las supuestas virtudes del president para justificar su liderazgo en el momento histórico en el que nos encontramos y que, según decía ayer Sostres, se asemeja a los momentos previos en los que el marido le dirá a su adinerada esposa que quiere divorciarse (luego veremos si de verdad lo hace) porque necesita libertad y todas esas cosas que suelen decirse.

Lo mejor del argumentario laudatorio hacia Mas, el destructor de CiU, es que apunta como una de sus virtudes la denodada lucha contra la corrupción. ¡Si Lubitsch levantara la cabeza! Imagínense a Mas, calavera en mano, acechado por la sombra de Jordi Pujol: «Ser o no ser corrupto. Esa es la cuestión».

Mas estuvo durante años a las órdenes del molt honorable y no se dio cuenta de nada de lo que ocurría a su alrededor. Tuvo como secretario general a un hijo de don Jordi, procesado también por corrupción, cuya decencia defendió hasta el final. Su propio partido tiene las sedes embargadas por cuestiones que tienen que ver con el cobro de comisiones, pero él no sabía nada. Ni siquiera supo, cuando era conseller de Hacienda de la Generalitat, que su padre tenía cuentas en paraísos fiscales. ¡Con ese curriculum no me digan que no ha hecho méritos para erigirse en campeón contra la corrupción!

Parece que uno de los problemas de los independentistas es que no se enteran de lo que pasa a su alrededor. Ni ellos, ni sus familiares.

La última perla de este collar de disparates la puso ayer Francesc Homs, que no suele decepcionar cuando se trata asombrar a la audiencia. Me refiero a unas declaraciones a Bloomberg, en las que acusa al Gobierno central de «infinito cinismo». Sostiene Homs que Cataluña está sufriendo los demoledores efectos de la recentralización que impone Rajoy. Por ejemplo, la unificación del precio de los medicamentos en España ha hecho que estos se encarezcan en Cataluña, porque la Generalitat había negociado ya mejores precios que otras autonomías para dichos productos.

«Cuando alguien dice que se podría suspender la autonomía de Cataluña, yo digo que esa suspensión es ya un hecho», afirma el número dos del president. Lo mejor es cuando añade: «Lo han hecho de tal forma que mi madre no se daría cuenta».

O sea, que Rajoy recorta los derechos de los catalanes y la madre de Homs sin enterarse. ¡Así es difícil ganar unas elecciones! Si a estas alturas del partido (a tan sólo un mes del 27-S) hay que empezar por explicarle a la madre del mismísimo Homs que Cataluña se ha quedado sin autonomía es que la cosa está muy mal. ¿Será porque los medios públicos catalanes no han explicado suficientemente los beneficios de la independencia? Será por eso.

EL MUNDO – 28/08/15 – CASIMIRO GARCÍA-ABADILLO