- domingo, 15 enero 2023
En este país y con el Gobierno que lo rige no se pueden hacer bromas. Ya conté aquel famoso primer tropezón de Sánchez con el protocolo en la fiesta nacional. Di en fantasear con el entonces director de El Mundo, Paco Rosell y con el colega Víctor Arribas: “Lo propio sería que Pedro y ella, después de cumplimentar a los Reyes, se alinearan para dejarse cumplimentar por el resto de los invitados”. “No sabíamos que fueses profeta”, me dijo después Rosell. Uno volvió a incurrir en la columna del miércoles pasado, al sugerir a Sánchez que la redacción de la nueva Ley de Información Clasificada se la encomiende a la mano jurisperita de Irene Montero.
Debo reconocer que carezco de datos sobre el tema, pero a juzgar por el auto con el que el juez Llarena ha reaccionado al magreo que el Gobierno ha sometido al Código Penal en favor de sus compinches catalanes, podría parecer que la mano de la marquesa de Galapagar pudo estar en la reforma de los tipos de sedición y malversación. Distingue el juez instructor entre los condenados por el Supremo, los prófugos que aún no han sido juzgados, (Puigdemont, Toni Comín, Clara Ponsatí y Marta Rovira). Aparte están Josep Maria Jové y Lluís Salvadó, procesados o en trance de serlo por el TSJ de Cataluña por los delitos de malversación, prevaricación, desobediencia y revelación de secretos. A estos el abaratamiento penal de la sedición no les afecta porque no estaban acusados de ese delito y la Fiscalía pide más tiempo para ver cómo se les aplica la reforma de la malversación.
Pero el juez Llarena, que ha dado pruebas de rigor desde el principio, ha encontrado errores notables en la definición del delito de malversación y su aplicabilidad a los golpistas ya condenados y a los que están en ello. El sanchismo tiene en general un concepto amplio y adaptable de lo que son los expertos. Una experta puede ser, para entendernos, la ministra de Defensa, que fue magistrada del Supremo y que asombró a gentiles y creyentes al sostener que “no es igual el corrupto que se lleva el dinero a su bolsillo que aquella persona que hace una utilización diferente”.
Llarena, el juez instructor del T.S., tiene buena mano y un punto de vista no exactamente coincidente con el de Margarita, está linda la mar y considera que cuando se trata de malversación no hay por qué identificar el ánimo de lucro con la expresión mazorral de llevarse el dinero en el bolsillo o como acuñó en tiempos pasados un tesorero del PP, Rosendo Naseiro, que hizo célebre su divisa ‘que la pasta te caliente el muslo’. Y Pablo Llarena opina que sí, que son equiparables el ánimo de lucro y el hecho de apropiarse de lo público como si fuese propio. Y finalmente, en lo que afecta al asunto que más interesa a los amigos golpistas de Sánchez, que es la desaparición de la inhabilitación para que Junqueras pueda reanudar su carrera política, ese carrerón, parece que las cañas podrían volverse lanzas y que podría seguir inhabilitado hasta 2031. Mientras, el insaciable y petit Aragonès ha pedido a Pedro Sánchez que en la cumbre de Barcelona del día 19 le deje hacer un aparte con Macron, los dos a solas. Dirán ustedes que Sánchez no puede acceder a eso, pero recuerden que Laura Vilagrà le quitó el móvil a Bolaños antes de la reunión que mantuvieron ambos en abril. ¡Qué sería esto si Aragonés midiera 1,90, como el nuestro!