ABC – 22/07/14
· El distanciamiento del líder de UDC respecto a la estrategia de Mas ha sido paralelo al desplome electoral de los nacionalistas en favor de Junqueras.
· Elecciones municipales ERC se inclina por no adelantar las autonómicas, ante las buenas perspectivas en las locales.
Con la proa puesta hacia la consulta del 9 de noviembre, Convergència i Unió (CiU) sufre una nueva vía de agua. Fiándolo todo a la opción más rupturista, la deserción de Josep Duran como secretario general de la federación nacionalista, confirmada ayer, es un nuevo revés a quienes aún confían en el papel moderador de una formación que funciona ya como la «cara B» de Esquerra Republicana (ERC).
Hastiado por la sumisión del presidente Artur Mas al «diktat» del republicano Oriol Junqueras, el democristiano Duran anunció ayer su renuncia a seguir como «número dos» de la federación –no deja en cambio la presidencia de UDC y la portavocía de CiU en el Congreso–, algo que, aseguró, nada tiene que v er con el «derecho a decidir» o la consulta, que dijo apoyar. Su partida, más bien, parece una retirada anticipada ante el escenario que con probabilidad se abrirá en Cataluña tras la «no consulta» de otoño, donde ERC puede convertirse en el partido hegemónico por el desplome de las dos fuerzas centrales hasta ahora en Cataluña: CiU y PSC.
En este escenario, con la sustitución de Duran por el actual consejero de Interior, Ramon Espadaler, CDC se saca de encima a una voz crítica con el seguidismo de ERC, y se asegura una mayor cohesión para un otoño político decisivo. Por el momento, la renuncia de Duran es personal; UDC parece ahora mucho más cerca de Artur Mas que de quien todavía es su líder.
El hundimiento
El progresivo distanciamiento de Duran respecto a la estrategia de Mas ha sido paralela al desplome electoral de la federación nacionalista desde que tras la multitudinaria Diada de 2012 CiU abogara por un adelanto electoral. Esa decisión, que en gran parte se atribuye al consejero Homs –el reverso de Duran en la federación–, llevó a CiU a perder 12 diputados (de 62 a 50), un retroceso equivalente al avance de ERC, que pasó de 10 a 21, convirtiéndose en la segunda fuerza política del Parlamento catalán.
Desde ese momento, el mapa político catalán vigente desde la transición iniciaba un proceso de cambio aún no completado. Si las municipales de 2011 confirmaron la debacle del PSC, las autonómicas de 2012 anticipaban a CiU un futuro en negro. ERC, sin el desgaste de estar en el Gobierno, capitalizando la oleada soberanista, no hacía más que engordar.
Duran, que no ha dejado de alertar de que el electorado prefiere el original (ERC) a la copia (CiU), vio cómo se confirmaban los peores presagios cuando en las europeas de mayo los republicanos ganaban unos comicios por primera vez en Cataluña desde la II República. Con el 23,67% de los sufragios, casi dos puntos más que CiU, el partido de Junqueras no solo confirmaba su hegemonia entre los partidos de izquierda, sino en el conjunto del sistema de partidos catalán, mucho más atomizado que en el conjunto de España y escorado de manera definitiva hacia posiciones soberanistas.
Las últimas encuestas publicadas no hacen más que confirmar esta tendencia, algo que condicionará sin duda el escenario posconsulta y que explica de alguna forma el paso dado por Duran. Fuentes políticas consultadas por ABC señalan que ERC preferiría en este momento no precipitar el adelanto electoral para aprovechar la inercia y plantarse en las municipales de mayo con opciones de triplicar resultados e incluso hacerse con una plaza como Barcelona. CiU optaría también por intentar agotar la legislatura, en espera de una mejora económica y un cambio de tendencia del electorado que ahora ni se intuye. Es ahí donde Duran i Lleida, en caso de que CiU no se corrija, podría intentar, muy probablemente en solitario (parece dudoso que el grueso de UDC le siga), armar algo así como el partido de la «tercera vía».
ABC – 22/07/14