Llovía con fuerza en la plaza Zumela, como si la lluvia quisiera borrar el lamentable espectáculo de medio millar de personas esperando a Iñaki Igerategi e Ignacio Otaño, Tintto, los dos chivatos que facilitaron la información a ETA para matar a Joseba Pagazauntundua.
Llovía cuando pasadas las 19.30 horas de ayer y con apenas dos metros de separación, la secretaria general del Partido Popular vasco, Amaya Fernández, acompañada por el presidente del formación en Guipúzcoa Borja Sémper, y varios jóvenes militantes exhibían fotos de Joseba Pagazartundua sonriente mientras denunciaban la «inmoralidad y la indignidad» de lo que iba a suceder en Andoaín.
Cuando Amaya Fernández –insultada desde el otro lado de la estrecha calle– recordaba la «valentía de Pagaza para defender la libertad de todos…», desde el otro lado de una calle empapada, que parecía un abismo, surgió un grito masivo en favor de los presos etarras. «Euskal presoak, etxera» (presos vascos, a casa) atronó desde la diminuta plaza mientras se bajaban de un coche blanco los recién liberados Igerategi y Otaño.
Protegidos por sus partidarios, que habían repartido ikurriñas, los dos chivatos de ETA se habían trasladado respectivamente desde Badajoz y Lugo, donde cumplieron los últimos días de los seis años de cárcel a los que fueron condenados por facilitar información para asesinar a Pagaza y por participar en el cobro del chantaje a los empresarios en Euskadi. «Bi gutxiago, ongi etorri» («Dos [presos] menos, bienvenidos»), junto a sus sobrenombres de Iñaki y Ttintto, rezaba la enorme pancarta que les esperaba.
A la entrada de la sucursal del Banco Guipuzcoano recibieron el homenaje que en el País Vasco se brinda a autoridades, con el que se felicita a las nuevas parejas, con el que se reconoce a los héroes.
Sonrientes bajo la lluvia y protegidos por una marea de paraguas, Iñaki Igerategi e Ignacio Otaño vieron la enorme pancarta colocada en la fachada del municipio sin que ni la Policía Local, ni la Ertzaintza, ni mucho menos la alcaldesa, Ana Karrere, elegida en las filas de EH Bildu, impidiera el homenaje.
«Tenemos permiso, hagamos un círculo para que vengan desde la carretera al centro», había advertido uno de los organizadores cuando desde el grupo se gritaba «Alde hemendik» (Fuera de aquí)al grupito encabezado por Amaya Fernández y Borja Sémper. La secretaria general, que aguantó con entereza el chaparrón de gritos y de insultos, denunció «la desmemoria, pero también la desvergüenza que supone que a personas que han colaborado para que se asesine a seres humanos se les rindan homenajes multitudinarios».
Con las fotos de Pagazaurtundua en alto, miembros del PP denunciaron in situ las reiteradas bienvenidas realizadas por la izquierda abertzale, que legitiman con estos recibimientos el terrorismo practicado por los etarras. Frente a «héroes» como el jefe de la Policía Local de Andoain asesinado por la banda terrorista, los congregados recibieron a Igerategi y Otaño y les acompañaron por las calles de Andoain hasta la calle Nagusia, hasta la Herriko taberna (local de la izquierda abertzale).
Mientras tanto, Fernández y sus compañeros del Partido Popular reiteraban su compromiso de evitar que «se pisotee la memoria de las víctimas del terrorismo».