Miquel Giménez-Vozpópuli
  • No hay nada mejor para los dictadores que un pueblo desmemoriado, despistado y pendiente de tonterías

Sánchez sabe que la memoria del votante es insignificante y que se forma con anuncios. Por eso el mayor esfuerzo de su gobierno consiste en marear al ciudadano a fin de que ya no sepa si es martes o domingo o si es verano o invierno. Se trata de armar tal ruido informativo que nadie pueda asimilarlas en su totalidad. Por eso no somos conscientes de lo que pasa en nuestro país. Es tan grande, tan descomunal, abarca tantos aspectos y posee una dimensión tan gigantesca que resulta imposible percibirlo de manera global. Como el desastre perpetrado por Sánchez y su banda es, repetimos, de proporciones gigantescas, no lo vemos. Somos hormigas que no intuyen su muerte tras esa masa informe que se abate sobre ellas, y que no es otra cosa que nuestro zapato.

Ayuso ha dicho que este mes de diciembre no es, como muchos afirman, para olvidar, sino todo lo contrario. Defiende la líder popular que hay que recordar lo que le está haciendo el César de Hojalata a España, a sus instituciones, a su economía, a la convivencia. Y asegura que va a dejarse la piel para que los españoles recordemos lo que está pasando hasta el 28 de mayo, fecha de autonómicas y municipales. Yo la creo, pero dudo mucho que nuestra sociedad esté para recordatorios, porque vivimos en un estado de sonambulismo político sumamente alarmante.

Defiende la líder popular que hay que recordar lo que le está haciendo el César de Hojalata a España, a sus instituciones, a su economía, a la convivencia

Somos como el personaje del film “El gabinete del doctor Caligari”, el sonámbulo César, mano ejecutora de los crímenes de este, sin noción del bien ni del mal ni otra función que actuar bajo la voluntad del malvado doctor, que no recuerda nada ni piensa por sí mismo. La película de 1920, que describe la tragedia del humano privado de voluntad, es considerada como una lúcida profecía acerca del estado de inconsciencia voluntaria que aquejaría al electorado alemán con el nacionalsocialismo. El director, Robert Wiene, sabía lo que estaba a punto de abatirse sobre Alemania.

En España estamos asistiendo a un brutal proceso de anulación de la memoria por parte del gobierno, que dicta leyes acerca de lo que denominan “memoria histórica”, cuando no son más que burdas manipulaciones partidistas. Y si solo fuera eso todavía podríamos albergar alguna esperanza. Pero no. Somos un pueblo infantil que antepone ir a tomarse una cerveza, comerse una paella o tener veinte partidos de fútbol gratis por la tele que organizarse en la protesta, asistir a una manifestación o afiliarse a una asociación que defienda nuestros valores.

En España estamos asistiendo a un brutal proceso de anulación de la memoria por parte del gobierno, que dicta leyes acerca de lo que denominan «memoria histórica», cuando no son más que burdas manipulaciones partidistas

Somos escasísimamente gregarios, somos gentes que vivimos el aquí y el ahora, somos, en fin, y perdonen, unos vagos política y socialmente hablando. Por eso nadie quiere recordar, ni profundizar ni debatir. Por eso Sánchez hace lo que hace y las calles no están hirviendo. Por eso en Cataluña hubo un par de manifestaciones monstruo defendiendo a España, pero en cuanto el PSC se hizo con el control de quienes convocaban se acabó el carbón. Reconozcámoslo, no existe músculo democrático en nuestro país y esa es la mejor baza con la que cuenta Sánchez, con la gente que le va a votar pase lo que pase, con el sempiterno el cainismo político y poque la gente se lo sabe todo de Sálvame pero ignora por completo la historia de su país, la nuestra, la de todos.

¿Recordar, dice usted, querida presidenta? Tiene mucho trabajo por delante si pretende que el personal tenga presente algo más que la banalidad que se les suministra diariamente en forma de Soma televisivo. Y bien que lo siento.