EL MUNDO – 07/05/15
· El partido de Rivera no apoya la investidura al rechazar el PSOE el acuerdo anticorrupciónMoncloa y la líder andaluza, abiertos a negociar.
Susana Díaz recibió un rechazo rotundo el martes en el Parlamento andaluz y se prepara para otro mañana. Ninguno será en vano. La presidenta en funciones es una mujer temperamental, nada templada, y su respuesta no se hizo esperar. Ayer mismo, el PSOE-A dinamitaba la negociación con Ciudadanos, después de que su líder, Albert Rivera, desde Barcelona, rectificara la postura de su partido en Andalucía.
En plena ruptura con C’s, y con Podemos cerrado a negociar, el PSOE-A buscó un acercamiento con el PP andaluz, contraviniendo las directrices de Ferraz.
En esa nueva vía de diálogo, los populares ratifican su principal exigencia para abstenerse en la votación: que el PSOE andaluz permita gobernar a la lista más votada en los ayuntamientos. Sólo así, aseguran, alcanzarían un acuerdo de investidura.
La ruptura con Ciudadanos se produce después de que Albert Rivera recuperara la exigencia de la dimisión de Manuel Chaves como diputado regional.
El anuncio del ex presidente del PSOE de abandonar la política ha supuesto un importante desgaste interno para Susana Díaz, que no perdona el cambio de postura de C’s tras ese sacrificio estéril. Por eso ayer advirtió a Ciudadanos de que no firmará el pacto anticorrupción anunciado entre ambos hasta que se produzca la investidura.
A primera hora de la mañana, el PSOE-A advertía al partido de Albert Rivera de su nueva posición. El secretario general de Ciudadanos, Matías Alonso, le respondía en Twitter: «Va a ser que NO». Por la tarde, el presidente del partido en Andalucía ratificaba la ruptura: «Votaremos no en la segunda votación». «No vamos a dar un cheque en blanco. Puede que seamos nuevos, pero no novatos», anunció Juan Marín.
Rotas las relaciones con Ciudadanos, y después del duro alegato de Podemos contra los 30 años de gobierno socialista durante el debate parlamentario, el PSOE también explotó los puentes con el partido de Pablo Iglesias.
Por la mañana filtró a la Ser que los letrados de la Junta habían elaborado un informe desfavorable a la petición de Podemos de que el Gobierno rompa relaciones con los bancos que desahucian a familias sin solución habitacional. Según los socialistas, ese documento avala la respuesta dada por Susana Díaz a Teresa Rodríguez al respecto en el Parlamento: «Nadie me va a arrastrar ni sacar del marco de la ley porque es donde los andaluces quieren que esté».
Además, la candidata socialista recuperaba el discurso de la pinza para situar a Podemos al lado del PP: «Tendrán que explicar por qué votan con los mismos que ayudan a que los bancos sigan echando a las personas de sus casas», aseguró.
Mientras rompía con los nuevos partidos, Díaz iniciaba un acercamiento al PP. El portavoz parlamentario socialista, Mario Jiménez, llamó el martes por la noche a su homólogo popular, Carlos Rojas, para concertar un encuentro.
En la mañana de ayer, el PP le entregaba al PSOE un documento con las 146 medidas propuestas por su presidente regional, Juan Manuel Moreno, durante el debate de investidura. El PP, que hasta ahora se había mantenido al margen de las negociaciones, protagonizadas por Podemos y Ciudadanos, recupera así su papel central en la oposición andaluza. El bipartidismo renace tras la falta de entendimiento del PSOE con los nuevos partidos, y con gran desconfianza por parte del PP-A, herido por actuaciones de Díaz como sus imposiciones en la formación de la Mesa del Parlamento.
La negociación abierta con el PP contradice la promesa electoral de Susana Díaz de no pactar con los populares y recrudece el conflicto con la dirección federal del partido, que había decretado acuerdos con todos los partidos menos con el de Mariano Rajoy. El PSOE-A ya anunció hace semanas que no se daba por aludido.
En esta nueva estrategia, la baronesa andaluza pasa a la ofensiva. Y la convocatoria de unas nuevas elecciones, que ningún partido desea, es su principal arma. «Nadie va a pararle el reloj a Andalucía», advirtió anoche en un acto electoral, mientras en su entorno se empezaba a divulgar ayer un nuevo mensaje: no habrá votaciones sucesivas, como habían anunciado los socialistas, hasta que Susana Díaz sea investida. Esa actividad parlamentaria se detendrá durante la campaña electoral mientras las negociaciones entre partidos siguen bajo cuerda. Cuando haya un acuerdo claro y la investidura esté amarrada, se volverá a votar. Hasta entonces, el PSOE-A vuelve a tirarse un órdago, como hizo cuando aseguró que la investidura estaba garantizada esta semana.
En este escenario, todos los partidos aseguran que «el balón está en el tejado de Susana Díaz». Pero el PSOE-A divulga lo contrario: «Hemos intentado negociar con todos. Hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano. El balón está ahora en el tejado del resto, que pagará las consecuencias de su irresponsabilidad. Ha quedado claro que Susana Díaz ha hecho todo lo posible y que los demás sólo miran por sus intereses».
Consciente de que Mariano Rajoy no quiere otras elecciones en Andalucía, Susana Díaz empieza a presionar con esa posibilidad. El discurso del victimismo vuelve a tomar protagonismo: «Son como el perro del hortelano, que ni gobiernan ni dejan gobernar». «Eso provoca que después los ciudadanos cuando ven estas cosas, no las entienden, y están hasta el gorro de los políticos», aseguró la presidenta en Jaén.
En esa estrategia, los socialistas aseguran que no tienen miedo a la repetición de las elecciones. Con encuestas en la mano, afirman que son el partido que más crece y que Podemos y Ciudadanos pagarían en las urnas su primer «fracaso» en las instituciones andaluzas.