Podemos ha puesto en marcha la maquinaria que a lo largo de dos meses va a preparar el quinto congreso del partido que culminará el 12 de abril con la elección del tándem que va a regir los destinos del partido, una bicefalia (el lector perdonará la desmesura del tópico) formada por Ione Belarra, que repetirá como secretaria general e Irene Montero, que será la imagen electoral de Podemos.

Detrás de la nueva cúpula, o cópula, que en estas cuestiones nunca se puede estar seguro de nada, está Pablo Iglesias y sus problemas con las mujeres. Las dos están ahí por el impulso del fundador; las dos han demostrado en palabras y obras sus incapacidades intelectuales y su impericia legislativa. Es una carrera de larga trayectoria, recordemos que su novia anterior, Tania Sánchez Melero, un prodigio de sensibilidad literaria, confesó en una entrevista lo mucho que estaba disfrutando con la lectura de ‘La ciudad mágica’ de Thomas Mann.

En plan más ocasional hay que destacar a sus alumnas, un suponer Dina Bousselham, imaginen qué fotos tendría esta mujer en el móvil que le robaron para que su receptor, Antonio Asensio, llamara a Pablo Iglesias con el fin  de devolverle la tarjeta. O recuerden el reproche que le dirigía Errejón por su flojera en el apoyo a la causa del Polisario: “Es que está encoñado con la morita” y Errejón era una autoridad en el tema. Dina fue una alumna sobresaliente. Luego estaban las más eventuales, a las que citaba en los urinarios de las discotecas, según denuncia de una de ellas, Fernanda Freire, que se negó y lo contó.

Él las escoge como las escoge, pero también hay que decir que las mujeres han sido su némesis. Otra clase de mujeres, claro. Pongamos que hablo de Rocío Monasterio, que lo echó de un debate, de Macarena Olona, que lo humilló en otro, poniendo en tela de juicio los atributos de su hombría; de Cayetana Álvarez de Toledo que lo atizó inmisericorde en aquel rifirrafe parlamentario que él comenzó ironizando sobre los orígenes, señora marquesa y tal, y que ella le devolvió cumplidamente sobre los ancestros: “Usted es el hijo de un terrorista. A es aristocracia pertenece usted, a la del crimen político”. Y no olvidemos la humillación democrática a que lo sometió Isabel Díaz Ayuso enterrándolo en las urnas aquel 4 de mayo al que él acudió para derrotarla, dimitiendo para ello de su vicepresidencia segunda, a la que aupó a Yolanda Díaz para llenar el vacío que él dejaba.

Yolanda Díaz es también su némesis y está muy a juego con Irene y Ione en el desarrollo de sus entendederas, en su lenguaje y en la sintaxis que manejan. Es de común conocimiento que la peor cuña viene a ser la de la misma madera; de ahí que Sumar se haya convertido en el gran enemigo de Podemos en los próximos dos meses, hasta el punto de que en el Congreso no se va a tratar el sacrosanto objetivo de la unidad de la izquierda. O sea, que de unidad con Sumar nada y al conglomerado que pastorea Yolanda Díaz se le va a aplicar la estrategia maoísta de combatirle con más ahínco que al PSOE e incluso que al PP por aquella curiosa maña de odiar a la contradicción de primer plano más que a la principal. Ellos van a sostener que Sumar es un artefacto construido por el PSOE para hacer frente a Podemos y echarlos del Gobierno, un satélite del PSOE, por decirlo con sus propias palabras.