JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC 25/10/13
· ¿Se puede llamar a esto «la derrota de ETA»? Si ésta es una derrota, no quiero imaginarme lo que sería una victoria.
Estoy dispuesto a admitir que la sentencia de Estrasburgo hay que cumplirla, aunque sea tapándose la nariz. Acepto incluso que la puesta en libertad de la Del Río (de sangre) se hiciera de inmediato. Los malos tragos, cuanto antes, mejor. Lo que no acepto es el estribillo «ETA ha sido derrotada», que nos sueltan cada vez que sale el tema. Y no porque sus mayores asesinos vayan a ser puestos en libertad. Esos asesinos estaban amortizados hace tiempo. No lo acepto porque la estrategia de ETA ya no es asesinar, aunque conserve las armas como fuerza disuasoria. Pero ha dejado atrás los años del plomo, una vez alcanzados sus objetivos: aterrorizar al entero pueblo vasco, convertir a los socialistas en perros falderos, aislar a los populares social y políticamente, presentarse ante las instituciones y la opinión pública internacional como gente razonable, comedida, pacífica, negociadora.
Esa es la nueva estrategia, la nueva cara de ETA. Que ha tenido éxito con la anterior lo demuestra la sentencia de Estrasburgo, el último regalo de Zapatero a través de López Guerra, que manden en un montón de ayuntamientos vascos y que tengan al PNV cada vez más atemorizado. Atemorizado, pero en su fuero interno, satisfecho. ¿O es que no persiguen lo mismo, un Euskadi independiente, donde no quede ni rastro de lo español?
¿Se puede llamar a esto «la derrota de ETA»? Si ésta es una derrota, no quiero imaginarme lo que sería una victoria. O sí, quiero y debo: la victoria sería que muchos votantes del PNV abandonasen el País Vasco. Algunos de sus dirigentes ya se han buscado casa en el resto España y no me extrañaría que terminaran pidiendo al Ejército español que les reconquistase su país. Pero el Ejércitp español no está para liberar Euskadi de la dictadura a que la sometan quienes la han conquistado asesinando. Como tampoco está para librar Cataluña del saqueo a que la someten quienes invocan ser más catalanes que nadie. El Ejército español está para defender España, y esos señores hace tiempo que han dejado de considerarse españoles.
Se están cantando las diez últimas de la nueva partida en la historia de esta vieja nación, y conviene tener los nervios templados, la mano firme y la vista larga. Hemos cometido, mejor dicho, han cometido nuestros políticos enormes errores, el primero de ellos, creer que se puede jugar limpio con gentes que juegan sucio, que no respetan las reglas del juego, que no cumplen la palabra dada, que, encima, se creen superiores al resto de los españoles y sólo son más falsos, más astutos, lo que les ha permitido aprovechar nuestra tendencia a pelearnos para sacar tajada.
Por egoísmo, deseo al gobierno Rajoy toda la suerte en estas últimas jugadas. Pero, por favor, no más «ETA ha sido derrotada». ETA tiene a sus asesinos en la calle y a sus valedores, ocupando cargos en el País Vasco. ¿O no?