En las últimas semanas, la ola de denuncias contra Chávez sigue creciendo, esta vez alimentada desde España … Y tal parece que la ola de evidencias de la colaboración del Gobierno de Chávez con los grupos narcoterroristas y con los estados forajidos no terminará aquí.
La ola de evidencias que comprometen al Gobierno de Hugo Chávez con el grupo narcoterrorista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no ha dejado de crecer desde que aparecieron en 2008 las computadoras de Raúl Reyes.
Más grave aún es que en lo que va de año han surgido nuevos hechos que corroborarían el alto grado de colaboración que mantiene el Gobierno venezolano, no sólo con las FARC, sino con otros grupos terroristas como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la Euskadi Ta Askatasuna (ETA), así como con gobiernos forajidos.
El 22 de julio, Álvaro Uribe, presentó una denuncia contra Hugo Chávez, ante la Corte Penal Internacional (CPI) y una demanda contra la República Bolivariana de Venezuela ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Ambas actuaciones están relacionadas con la supuesta presencia en territorio venezolano de unos 1.500 narcoterroristas de las FARC, quienes habrían orquestado sus acciones terroristas en Venezuela para luego ejecutarlas en Colombia. Las denuncias están soportadas con pruebas gráficas y videos así como por testimonios de guerrilleros reinsertados.
Ahora, Roger Noriega, ex subsecretario del Departamento de Estado, volvió a sonar las alarmas, al publicar un artículo en la revista Foreign Policy, titulado “Programa Nuclear Secreto de Chávez”, sustentado en una investigación que viene realizando desde septiembre de 2009 con un equipo de expertos.
Según Noriega, Venezuela estaría ayudando a Irán a obtener uranio y a evadir las sanciones internacionales. Cuestiona Noriega, además, la información engañosa de Chávez al decir que está “estudiando las ideas de un programa nuclear”, cuando la realidad es que ya existen: un acuerdo de cooperación nuclear entre ambos países firmado en noviembre de 2008 y un Comité de Energía Atómica que está manejando ese programa nuclear.
En las últimas semanas, la ola de denuncias contra Chávez sigue creciendo, esta vez alimentada desde España.
Por un lado, las confesiones ante un Tribunal Español de dos etarras capturados el 29 de septiembre que aseguran haber recibido entrenamiento en armamentos en Venezuela de manos de Arturo Cubillas, jefe de seguridad del INTI, y quien tiene orden de captura de Interpol para su extradición, emanada de un auto judicial de un tribunal español por colaboración con la ETA.
Por otro, el canal de TV español, Antena 3, presentó la semana pasada un video sobre unos campamentos de adiestramiento de terroristas que supuestamente existen en Venezuela, grabado por el periodista Antonio Salas, autor del libro “El Palestino, historia de un infiltrado”. Esto le daría veracidad a las denuncias de los etarras.
Y tal parece que la ola de evidencias de la colaboración del Gobierno de Chávez con los grupos narcoterroristas y con los estados forajidos no terminará aquí. Por allí vienen las confesiones de Walid Makled, acusado de narcotráfico, y las computadoras de Jorge Briceño, alias Mono Jojoy, líder militar de las FARC.
(Editores de VenEconomía, empresa dedicada desde 1982 al estudio y análisis del acontecer nacional, es hoy día la principal casa editora de publicaciones especializadas en el ámbito de los negocios en Venezuela)
Latin American Herald Tribune, (Argentina), 13/10/2010