Erre que erre
ETA se ha colado en la recta final de la campaña, y lo ha hecho, una vez más, por la negativa de EH Bildu a abjurar de las fechorías criminales de la banda terrorista. Hoy ha estado presente también en el debate de EL CORREO. El candidato de la izquierda abertzale, Pello Otxandiano, ha incorporado a su discurso la petición de perdón a las víctimas de ETA por si su negativa a llamarla organización terrorista les ha herido. El aspirante conoce la respuesta: si ha herido y sigue hiriendo la posición de EH Bildu. Si este capítulo puede movilizar el domingo a abstencionistas hacia otras opciones políticas es una incógnita. Parece bastante más improbable que vaya a costarle votos de quienes ya tenían decidido apoyar las candidaturas de la izquierda abertzale.
Calma tensa
EL CORREO ha decidido no comenzar el debate como si nada hubiera ocurrido en las últimas 48 horas. Así, el primer tema del debate de los y las siete candidatas a lehendakari ha sido el terrorismo de ETA. Otxandiano ha sido el primero en tomar la palabra para intentar sacar la pata que metió hace unas horas, al no calificar como «grupo terrorista» a ETA. Entre las (tranquilas) acusaciones del resto de candidatos, especialmente de Andueza (que se está viniendo arriba en los debates), ha reconocido que uno de los partidos que componen EHB fue «agente de dolor», que después ha sido «agente de solución» y que hoy puede ser «agente de reconciliación». Y utilizando hasta un tercer turno, Otxandiano ha pedido perdón a las víctimas por el daño de sus palabras «hubieran podido causar» . Todo muy medido. Todo bien preparado. Todo ejecutado casi a la perfección. Veremos si esto consigue apagar el incendio que él mismo generó en este último tramo de la campaña.
En mi opinión, esto ha sido lo más relevente de un debate que se ha producido en calma (más tensa primero, más viva después) y el resto de los temas (pactos postelectorales, ayudas sociales, vivienda, Osakidetza, seguridad, autogobierno…) se han abordado sobre los mismos argumentos que ya habíamos visto en los últimos días. Las y los candidatos tienen su guión demasiado trabajado e interiorizado como para cambiarlo a última hora: Pradales serio, Otxandiano más suelto, Andueza haciéndose un hueco, Gorrotxategi y García mejor que en cualquier otro debate y De Andrés tratando de atraer el voto de Martínez y VOX.
La suerte está echada. Nos quedan tres días de calma. Calma para la ciudadanía. Calma tensa en las sedes de los partidos.
Gestionando la centralidad
Los últimos días de las campañas electorales ocurre un fenómeno muy humano entre los candidatos y las candidatas y es que, tras tantos debates, se empieza a notar cierta cercanía personal entre ellos. No es que haya habido demasiados roces susceptibles de generar inesperados cariños, pero algo de eso hay: hemos visto sonreír a Otxandiano, jugar a Pradales a hacer de celestino entre García y Gorrotxategi, bromear a De Andrés con «lapsus linguae»-s de otros candidatos, o a trolear a Andueza con referencias a la web más famosa de esta campaña, pello.eus. Todos ellos signos de cierta relajación y relativización del siempre tenso momento previo al temido día de la elección. Habrá para quien este haya sido el último debate electoral de su carrera política, y habrá quien verá este debate, de aquí a unos años, y se dirá «¡Cuánto he aprendido desde entonces!».
Si una campaña es la lucha por la centralidad, es difícil cuestionar que esa centralidad se la hayan dado las encuestas a EH Bildu. Lo que ha reflejado el debate de EL CORREO ha sido, precisamente, la gestión de esa centralidad. Ser el objetivo de todos los ataques es señal de que se te ve fuerte; serlo cuando no eres el partido del gobierno, es significativo. Manejar los puntos débiles de los demás es sencillo, pero la diferencia entre un político bueno y un político grande es saber manejar los propios. Si Otxandiano lo está consiguiendo lo sabremos con el tiempo, pero su formación debe estar tomando conciencia de que representar al 30% de la sociedad y aspirar a gobernar es jugar en otra liga. Una liga que, viendo el debate de hoy, está jugando ya. Se lo reconocen el resto de los partidos y la ciudadanía.
Detalles finales
El debate en EL CORREO ha arrancado con el tema del momento, las declaraciones de Otxandiano con respecto a ETA (una hora antes había pedido perdón a las víctimas). Continuó con los pactos de gobierno, cuestión que será protagonista a partir del 22 de abril, para centrarse a partir de ahí en la agenda vasca, la verdadera seña de identidad de esta campaña electoral. Pradales ha confrontado con EH Bildu durante todo el debate, dejando claro que para el PNV esto ya es una cuestión de dos. Otxandiano ha confrontado algo más que en otras ocasiones y, como novedad, ha llevado su programa. Andueza ubicaba a su partido como referente de izquierdas poniendo pie en pared a la ultraderecha. Y la sorpresa de esta campaña, Alba García, candidata de SUMAR, una vez más, solvente, directa y clara en su discurso, igual que Miren Gorrotxategi, lo que confirma que la fractura de ese espacio es una lástima.
Perdón con minúsculas
La falta de compromiso hacia las víctimas que Pello Otxandiano exhibió al negarse a calificar como terrorismo la andadura de ETA ha partido la campaña en dos. En cada una de sus intervenciones posteriores el candidato de EH Bildu ha dado muestras de ser consciente de ello. El daño electoral detectado a nivel interno debe ser severo. Llevaban meses tratando de imponer una agenda ventajista y, de pronto, el castillo de naipes se ha derrumbado. Al margen de los resultados del domingo, han quedado desplazados lejos de la centralidad que tanto anhelaban. Y eso tendrá consecuencia políticas irremediables a corto plazo.
El debate de EL CORREO ha reflejado la nueva situación de forma descarnada. Otxandiano se ha visto obligado a pedir perdón a las víctimas, matizando que se dirigía a aquellas que se hubieran sentido ofendidas. Debe creer que sus contorsiones verbales sólo generan dolor a algunas de ellas. Asumir, acto seguido, que los pasos dados en esta materia pueden ser ‘insuficientes’ sin ir nunca más allá en la dosificación de los adjetivos rezuma impostura.
EH Bildu caminaba ufana hacia la recta final de la campaña con las encuestas a favor hasta que ha tropezado con la misma piedra de siempre. Habían tratado de esquivarla pero les ha resultado imposible. Una pregunta directa y sin subterfugios les ha devuelto al rincón. Con esa asignatura eternamente pendiente, nunca lograrán aliados de peso para hacerse con la Lehendakaritza. Tanto tiempo invertido en sacar brillo a su marca y de pronto la roña del pasado les envuelve.
Un encuentro más directo y efectivo
Esta mañana hemos asistido al debate de EL CORREO con todos los candidatos a lehendakari presentes. El contenido se ha mantenido en los parámetros vistos a lo largo de los pasados debates. No son muchos los cambios o propuestas añadidas por las siete voces allí presentes durante casi dos horas. En este punto no creo que se haya arriesgado mucho, aunque no se pueda decir lo mismo en las formas. Tras varios debates, los representantes políticos se han tomado las medidas y eso ha derivado en encuentros mucho más directos y efectivos; incluso plagado de anécdotas y curiosidades. En la cuenta atrás, la campaña ha despegado definitivamente. Las posturas hoy son más claras, incluso dejándose notar las dudas de los partidos. El modelo policial, las huelgas, Colombia-Ecuador, Plan Ibarretxe,… han sido nuevos enfoque añadidos en la recta final.
Imanol Pradales, al igual que en el debate de ETB2, ha optado por la centralidad discursiva, incluso escénica, pues ayuda que sean impares las voces de los debates. Este ha adquirido un rol ‘presidenciable’, no solo porque ha sido el único que ha optado por vestir con corbata, también por los ataques provenientes de izquierda a derecha por la labor de gestión del ejecutivo Urkullu. Pello Otxandiano partía de un punto diferente al tener que enfrentar de partida sus palabras sobre ETA y el terrorismo. A partir de ahí, el discurso ha seguido versando sobre el programa y los espacios de encuentro clave con el resto de formación en la estrategia de ampliar los márgenes del electorado. Como curiosidad, por fin se ha visto el programa más allá de la referencia a la web, tras la insistencia del portavoz del PSE-EE. Eneko Andueza ha seguido con su postura para mostrarse como llave de la gobernabilidad, vendiendo logros del Gobierno central y resaltando las discrepancias entre los demás partidos; especialmente en la izquierda confederal.
Precisamente, sobre este último punto no han sido pocas las veces que Miren Gorrotxategi y Alba García han tenido que recordarle su existencia y apoyo a ciertas medidas. Ambas candidatas, una vez más con discursos sólidos en materia social, se han mostrado más valientes en la medida que incluso han tenido espacios de encuentro y desencuentro como no había ocurrido antes. El fin de la campaña se acerca y la barrera electoral del 3% parece ser el objetivo. De entre las dos restantes formaciones PP y VOX han coincidido en algunos puntos, aunque las posturas han sido diferentes. Los populares cuentan con un candidato con bagaje en la gestión y eso también se deja notar.
A partir de ahora, la campaña no entra en una nueva fase, sino en el cierre del propio ciclo. El margen de acción es pequeño y ya solo queda en confiar en que el electorado actúe.