El PNV quiere presentarse como el defensor de los “derechos” de los potenciales votantes de la coalición, que, hoy por hoy, no podrá presentarse a las elecciones. Puesto que no van a tener el referente político que les hubiera gustado, espera que muchos de ellos, en particular los seguidores de EA, se refugien en la papeleta del PNV.
En las elecciones municipales del 2007, la izquierda abertzale no pudo presentar la mitad de las candidaturas que había elaborado bajo las siglas –entonces legales– de ANV porque los tribunales las anularon a instancias de la Fiscalía, la Abogacía del Estado y, en último término, del Gobierno. Eso no impidió que el PNV colaborara con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
En las autonómicas del 2009, no coló ni una sola lista de la izquierda abertzale, pero ello no impidió que el PNV y los socialistas, como en años anteriores, colaboraran para aprobar los presupuestos del Estado y de las diputaciones del 2010 y luego los del 2011. Ahora, en cambio, la anulación de las listas de Bildu por parte del Supremo ha provocado una reacción indignada del PNV, que ha anunciado la suspensión de su colaboración con el Gobierno.
Más allá del desacuerdo nacionalista con la ilegalización de Batasuna y las siglas posteriores, desacuerdo que se remonta a la propia ley de Partidos, en la contundente respuesta del PNV hay que tener en cuenta factores políticos coyunturales. El movimiento del PNV, expresado apenas veinticuatro horas después de que Joseba Egibar calificara de “victimistas” a los miembros de Bildu, se realiza con la vista puesta en las próximas elecciones. El PNV quiere presentarse como el defensor de los “derechos” de los potenciales votantes de la coalición, que, hoy por hoy, no podrá presentarse a las elecciones. Puesto que no van a tener el referente político que les hubiera gustado, espera que muchos de ellos, en particular los seguidores de EA, se refugien en la papeleta del PNV.
La radicalización de EA, al ir del brazo de Batasuna, ya había hecho vaticinar al presidente del PNV vizcaíno, Andoni Ortuzar, que los dirigentes de Eusko Alkartasuna acabarían en la izquierda abertzale y sus votantes en el PNV.
En segundo lugar, elPNV quiere introducir una cuña entre el PSE y el PP. El entendimiento de estos dos partidos en el País Vasco permite sostener que el Gobierno de Patxi López ha dejado al nacionalismo en la oposición. Iñigo Urkullu, al retirar su apoyo a Zapatero, busca ponerle en la tesitura de tener que elegir entre el apoyo del PNV y las exigencias que ha formulado el PP de hacer todo lo posible para impedir la presencia de la izquierda abertzale en las elecciones. Al deteriorar las relaciones entre los dos partidos se mina el apoyo de Patxi López. El PNV es consciente de que puede ser el momento idóneo, porque Zapatero tiene muy difícil buscar una alianza alternativa en el Congreso. En el pasado el PSOE podía contar con los votos de CiU para sacar sus proyectos. Ahora, el nacionalismo catalán, desde la Generalitat, plantea unas exigencias en materia de financiación que le hacen muy difícil al PSOE alcanzar un acuerdo parlamentario estable con CiU, al menos a corto plazo. El PNV lo ve como una oportunidad.
Florencio Domínguez, LA VANGUARDIA, 4/5/2011