La otra mejilla

ABC 13/10/16
LUIS VENTOSO

· Vuelve al buenismo: negociemos con los sediciosos

TONY Blair ha tenido un otoño deprimente. Por las secuelas de la guerra de Irak, donde se embarcó con pruebas falsas y sin pensar en el carajal del día después, y por su culto al becerro de oro, que lo ha llevado a ejercer de consultor para algunas satrapías viscosas. Pero todas las personas somos imperfectas y conviene seguir escuchando con suma atención al viejo consultor, un tipo que empalmó tres mayorías absolutas, que reformó su país desde el centro y que impulsó sin estridencias importantes mejoras sociales y económicas. En resumen: el tío sabe latín. Cuando al Partido Laborista lo mazaron como a un pulpo en las elecciones escocesas y se quedó en el chasis, Blair hizo un análisis sencillo y memorable: «No se puede pretender ganar a los nacionalistas siendo más nacionalista que ellos, o seminacionalista». Y explicó que la única manera de derrotar al nacionalismo es ofrecer una alternativa ilusionante y mejor.

Pero el PSOE, al igual que los laboristas del fray Corbyn, no escucha la voz de los moderados. Su líder en Cataluña, un personaje pintoresco, que alterna el más ponderado seny santurrón con frenesís que no se veían desde que Village People colgaron las plataformas, entró hace unas semanas en estado de histeria. Fuera de sí, a puro grito y en trance, pidió al inolvidable Sánchez que lo liberase de Rajoy. Pero esa presencia de ánimo, ese carácter, no asoma jamás cuando tiene que hacer frente a los sediciosos que quieren hundir a Cataluña en la ruina y el cisma social desgajándola de España. Al revés, Iceta, que en las elecciones se pega unos costalazos cósmicos, adula con sonrisas dadivosas a los que han iniciado la revuelta contra nuestra democracia y hasta se ha manifestado con ellos contra el TC (asombrosa barbaridad bendecida por Mr. No, aquel Pericles experto en baloncesto que ya intriga para volver).

La justicia ordenó al Ayuntamiento de Badalona cumplir la ley y cerrar en el Día de la Hispanidad, festivo en España. Pero abrieron igualmente. Ayer el teniente de alcalde rompió con alarde el mandato judicial ante las cámaras. Fue una parábola chulesca y exacta de lo que está ocurriendo en Cataluña: unos políticos fanatizados, que acaso representen al 40% separatista de la población, han decidido suplantar la voluntad de todos los catalanes e incumplir la ley por la fuerza.

¿Cómo se afronta un desafío así? Según Podemos, permitiéndoles que vayan dando todos los pasos que deseen con vistas a romper España. Según el PSOE sanchista, con el «federalismo asimétrico», entelequia que ante los separatistas equivale a ofrecer una piruleta a un adolescente borde que te pide iPhone 7. Para el diario referencial de la izquierda, todo se arreglaría negociando con los sediciosos y «sin ultimátums». Pero dado que los sublevados ya solo aceptan romper España a la brava, ese seráfico rechazo a los ultimátums se traduciría en la práctica en dejarles violentar la soberanía nacional, que reside en todo el pueblo español, en permitirles que escupan sobre las leyes que nos obligan a todos y en aceptar mansamente que rompan el que es nuestro país desde hace 500 años. A veces cuesta entender el buenismo. Habrá que practicar más con la lira.