ABC 03/05/16
· Serán las segundas elecciones que se celebren en verano, después de las de 1986
Los partidos temen una alta abstención el 26 de junio, con una desmovilización de los ciudadanos que acabe siendo definitiva para el resultado. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, expresó ayer ese temor por la poca participación en un domingo de verano, que muchos españoles pueden aprovechar para disfrutar del buen tiempo. No obstante, no es la primera vez que se convocan unas elecciones en este mes, ni en esa estación, aunque la participación, como se verá, se resintió.
Estas serán las cuartas elecciones que se celebran en junio. Las primeras fueron las de 1977 (el 15 de junio), las segundas en 1986 (día 22) y las terceras en 1993 (día 6). Solo en otra ocasión coincidieron con el verano, en 1986. Y fue entonces cuando la participación se situó en el 70,49 por ciento, por debajo de la media histórica, que se sitúa en el 73,43 por ciento, en unas elecciones generales.
Las elecciones de junio de 1977, en cambio, tuvieron una participación muy alta, del 78,83 por ciento, algo explicable por el momento de cambio histórico que estaba viviendo España. En los comicios de 1993, celebrados también en junio, la participación estuvo también por encima de la media, en el 76,44 por ciento.
En este caso, en la última encuesta de GAD3 para ABC se prevé que la participación del 26-J podría bajar entre 4 y 5 puntos, algo que podría afectar principalmente a la izquierda. El 20 de diciembre de 2015, fueron a votar el 73,2 por ciento. En este caso, si se produce una coalición Podemos-Izquierda Unida, esa participación sería del 68 por ciento, y si no se produce esa alianza, se situaría en el 69 por ciento.
En cualquiera de los dos casos, sería una de las participaciones más bajas de la historia de la democracia en unas elecciones generales. La abstención más alta se produjo en marzo de 1979, cuando rozó el 32 por ciento.
Movilización diferente
Los otros momentos en que la participación se quedó por debajo del 70 por ciento fueron en las elecciones de 1989, 2000 y 2011. Pero lo que se observa de la serie histórica es que el mes elegido para convocar elecciones no está relacionado directamente con una mayor o menor asistencia a las urnas. Esta suele depender, más bien, de las motivaciones políticas que existan en cada momento y de la capacidad de los partidos para movilizar a los ciudadanos.
Las mayores participaciones han coincidido, habitualmente, con cambios de ciclo significativos. Ocurrió en 1977, en esas primeras elecciones que abrían el periodo democrático. Pero también en 1982 (casi un 80 por ciento), cuando el PSOE ganó por mayoría absoluta con el lema electoral del «cambio». En 1996, cuando ganó Aznar por primera vez, se superó el 77 por ciento, mientras que en 2004, después del 11-M, y cuando ganó Zapatero, se superó el 75,6 por ciento de participación.