ABC 07/04/17
BIEITO RUBIDO
España acusa un proceso de deterioro del orden público desde las propias instituciones. Contribuye a ello la inmensa mayoría que, con la mansedumbre tonta de siempre, prefiere mirar para otro lado antes que pedir que se cumpla la Ley. Ignoran, y tal vez ignoramos, que siempre que en la Historia los mansos no quisieron enfrentar de cara las infamias y las injusticias, terminaron degollados por la minoría violenta. Escribo a propósito del alcalde de Cádiz y su impostura moral, además de ilegal, de izar una bandera republicana en medio de una rotonda de la ciudad. Lo que me preocupa es que no es la excepción. Invocando a la sacrosanta libertad, hemos decidido que podemos hacer lo que nos dé la gana. De esta manera, todo lo que en democracia creíamos asentado sobre consensos de complicada y enrevesada construcción se tambalea al socaire de chuscadas y atrevimientos impregnados de simpleza mediática e irresponsabilidad política. Pensábamos que no habría Brexit, y ahí está. Hasta puede ocurrir que la abundancia se trueque en miseria. Y será por nuestra culpa.