Gorka Maneiro-Opinión
- No hay beneficio ciudadano ni defensa del bien común ni modernización de España sino aceptación del chantaje nacionalista
El PSOE traidor que dirige Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer: ceder a las exigencias del independentismo rupturista y reaccionario que representa Junts; en este caso, para trasladar las competencias en materia de inmigración al Gobierno de Cataluña. «Sé valiente», dice Rufián que suele decirle a Pedro Sánchez cuando quiere convencerlo de que ceda al penúltimo chantaje del independentismo; y el presidente ha vuelto a comportarse como lo que es: un cobarde sin escrúpulos presto a ceder ante los enemigos de España lo que sea necesario para perpetuarse en la Moncloa. Y, consecuencia de esta nueva cesión, los Mossos gestionarán la seguridad de puertos y aeropuertos y zonas críticas en cooperación con la Policía y la Guardia Civil (hasta que sean totalmente expulsadas), lo que llevará aparejado un incremento de la plantilla de la Policía Autonómica que pagaremos todos los españoles.
Como consta en la Proposición de Ley que el PSOE y Junts han registrado en el Congreso de los Diputados, la Generalitat de Cataluña dispondrá también de la competencia integral de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) y de las devoluciones de extranjeros. Ni el Gobierno de España ni el PSOE van a poder explicarnos en qué nos beneficia a los españoles esta nueva cesión, porque no hay manera de que nos expliquen tal cosa, por mucho que en las próximas horas intenten hacerlo a través de mentiras y falsedades, o sea, como suelen hacerlo. Sin embargo, no podrán dar argumentos convincentes porque no los hay y porque a Sánchez no lo mueve más que su deseo de seguir en Moncloa, caiga quien caiga.
Somos simples peones y paganos en manos del PSOE de las aspiraciones nacionalistas: primero, independencia financiera y económica; a continuación, siempre que interese y cuando interese, independencia política
No hay beneficio ciudadano ni defensa del bien común ni modernización de España sino aceptación del chantaje nacionalista: no hay en esta ocasión ninguna otra razón como no la ha habido en ninguna de las cesiones anteriores: indultos, amnistía, cuponazo catalán o redistribución de la deuda catalana entre los corrientes y molientes ciudadanos españoles. Somos simples peones y paganos en manos del PSOE de las aspiraciones nacionalistas: primero, independencia financiera y económica; a continuación, siempre que interese y cuando interese, independencia política. Y la cesión de las competencias de inmigración y fronteras afianza y fortalece este segundo objetivo, ya que son cuestiones vitales para quien quiera ser un Estado independiente. Cataluña no lo será en ningún caso… salvo que Pedro Sánchez tenga tiempo suficiente para terminar de desmembrar España.
Traición y humillación
Además, Cataluña se configurará como «ventanilla única» de las autorizaciones de estancia de larga duración, residencia temporal y residencia de larga duración, y expedirá el documento de identidad para los extranjeros. Como ha explicado Junts, seremos los españoles quienes transferiremos los recursos humanos, técnicos y económicos necesarios para que Cataluña ejerza la competencia que se le delega», o sea, como viene siendo habitual desde que España es Estado Autonómico y gobierna Pedro Sánchez: los ciudadanos pagamos la fiesta de los independentistas hasta que dejen de serlo porque ya hayan conseguido su objetivo. Y, mientras tanto, decide Puigdemont, con Illa como hombre de paja. Consecuencia del acuerdo, Cataluña ejercerá la competencia sancionadora de los procedimientos administrativos, ejecutará expulsiones que no requieran expediente (devoluciones), determinará el contingente de trabajadores extranjeros en la contratación en origen y aplicará las previsiones de la legislación vigentes en materia lingüística, entre otras. Y todo ello a mayor gloria del fugado Puigdemont y su alter ego Pedro Sánchez.
La portavoz del Gobierno de España, Pilar Alegría, nos explicó en su momento que «las competencias en fronteras e inmigración son únicas y exclusivas del Estado»; y lo verbalizó como razón de peso y explicación de que no las cederían a Puigdemont o a Cataluña. Pero Sánchez no tiene límites en sus mentiras. Si no pueden transferirse, se delegan, y aquí paz y después nuevas cesiones a Cataluña. Es la penúltima humillación a la que nos somete Sánchez al conjunto de los españoles. La penúltima línea roja que no iba a traspasarse y se traspasa. La penúltima traición del PSOE.