Puede que, ateniéndonos a estos principios, en España no exista democracia. Si examinamos el cupo vasco, los indultos a separatistas lazis, la puesta en libertad de presos etarras o la colosal corrupción que azota nuestro país sin prácticamente consecuencias para quienes la perpetran, podría discutirse. Digamos, para encontrar un término medio, que somos una democracia débil con los que quieren destruirla.
La ilegalización de Bildu no sería más que la punta de un iceberg en un sistema que presenta anomalías tales como que los okupas tengan más derechos que los propietarios, violadores convictos salgan a la calle por un berrinche de la ministra que no supo redactar su ley estrella, en que por nacer en esta parte de España o en la otra tienes más o menos derechos o te obligan a prescindir del idioma común, en fin, un lugar donde los afectados por el volcán de La Palma todavía viven en caravanas mientras los menas que, de manera más exacta que un reloj suizo, nos manda Marruecos, se alojan en hoteles de tres estrellas.
Somos un país donde la economía anda por los suelos y al que Europa le exige a grito pelado que el gobierno diga a dónde han ido a parar los millones que le entregó para que la gente afectada por la pandemia pudiera recuperarse, un país donde los impuestos son dignos del Sheriff de Nottingham, un país con la peor clase política dirigente de toda la historia de la democracia, un país donde se estigmatiza al empresario que crea riqueza mientras se ensalza al mantero.
Somos un país donde la economía anda por los suelos y al que Europa le exige a grito pelado que el gobierno diga a dónde han ido a parar los millones que le entregó para que la gente afectada por la pandemia pudiera recuperarse
En medio de esto, Ayuso dice que debería ilegalizarse Bildu. Ah, pero el cordón sanitario hay que hacérselo a Vox, ya saben, esos peligrosísimos extremistas ultras, y machacar de paso a Desokupa, gente que se dedica dentro de la ley a arreglar lo que el estado, sus fuerzas de seguridad, su entramado político y sus políticos no pueden o quieren. Claro que Ayuso es incómoda diciendo cosas como lo de Bildu. Aquí lo suyo va de legalizar al delincuente y arrinconar al ciudadano normal hasta que se rinda de puro cansancio o algo peor. ¡Cuántas cosas deberían ilegalizarse en este país para que la cosa empezase a ponerse en marcha! ¡Cuántas otras tendrían que ser legalizadas en el mismo orden de cosas!
Desengáñense, lo de Ayuso no es incomodidad. Es pura sensatez democrática. Por eso molesta a quienes molesta. Por eso uno no entiende por qué demonios no la han puesto de jefa del asunto. Será que tengo que repasar lo del centro.