La pesadilla blindada

EDUARDO GOLIGORSKY – LIBERTAD DIGITAL – 12/12/15

Eduardo Goligorsky
Eduardo Goligorsky

· A menudo he definido a Josep Antoni Duran Lleida como «el secesionista simpático». Ahora, su distanciamiento del plan de desconexión exprés con el Estado de Derecho y con España y Europa puede hacer pensar que me equivoqué al encasillarlo en esa categoría. Pero me ratifico en la definición. Lo que sucede es que el líder de Unió todavía practica el «hoy paciencia, mañana independencia» que acuñó Jordi Pujol y, a diferencia de sus esperpénticos excofrades, se resiste a violar torpemente la ley y, sobre todo, a romper los vínculos con la UE, ruptura que acompañaría automática e inevitablemente a la secesión.

Tan es así, que no entiendo por qué el millón novecientos mil votantes del secesionismo no lo siguen decorosamente, seducidos por su astucia y espantados por la estolidez y la rapacidad de la camarilla golpista que los manipula y humilla con sus negociaciones espurias. Pero voy al grano, para que no parezca que estoy haciendo proselitismo a favor del simpático secesionista democristiano.

Remodelado telón de acero

Sucede que, aunque el secesionista simpático se esfuerce por disimular sus fines últimos, estos salen a relucir apenas abre la boca. Su propuesta estrella, la Disposición Catalana, consiste en «el blindaje en la Constitución de la educación, cultura y lengua catalana» (LV, 4/12). La palabra clave es blindaje, que en este contexto, insertada en la Constitución, nos presagia una pesadilla totalitaria. Una pesadilla blindada por un remodelado telón de acero que no dejará filtrar aires cosmopolitas. Los antecedentes están próximos.

¡La cultura blindada! El nazismo blindó la cultura contra lo que llamabaarte degenerado. El comunismo la blindó contra lo que se apartaba del realismo socialista y olía a libertad de creación y de pensamiento. El franquismo la blindó contra la infiltración marxista-judeo-masónica. El islamismo la blinda contra la herejía, la heterodoxia y todas las otras creencias o no creencias, como en tiempos de la Inquisición lo hizo la Iglesia.

¡La educación blindada! Así es la enseñanza tal como se dicta en las escuelas de los regímenes políticos totalitarios y de los regímenes religiosos fundamentalistas. Los libros de texto que inculcan hoy el odio a España en las escuelas catalanas, reforzados por el adoctrinamiento político durante las visitas infantiles a los escombros trucados del Born, no tienen nada que envidiar a las técnicas de lavado de cerebro que se utilizaban durante el franquismo en la asignatura de Formación del Espíritu Nacional.

¡La lengua blindada! Ya lo está, porque la inmersión lingüística en la escuela implica un alzamiento flagrante, todavía impune, contra todos los fallos judiciales que obligan a dictar un raquítico veinticinco por ciento de asignaturas en castellano. Este es un punto en que Duran Lleida no vacila en ponerse antipático y despotricar contra Ciudadanos afirmando (LV, 3/11): «Es la primera vez que la principal fuerza de la oposición no tiene nada que ver con el catalanismo político», dice; y que fue fundada para ir «en contra de la lengua catalana».

Duran Lleida, que exhortó a los padres a exigir la enseñanza religiosa para sus hijos (LV, 8/3), tiene la desfachatez de acusar de «ir contra la lengua catalana» a quienes exigen que se cumpla la ley y la lengua castellana sea vehicular en la escuela.

Pero aquí viene la sorpresa. Pedro Sánchez, el rezagado que aspira a gobernar España en representación del PSOE, también se declaró partidario de que la reforma de la Constitución blinde las competencias de Cataluña en lengua, cultura y educación (El País, 22/11/2014). Y la funambulista Carme Chacón, la misma que siendo ministra de Defensa reivindicó la inmersión lingüística como «modelo de cohesión social» (LV, 24/8/2011), asegura ahora (LV, 1/12) que la reforma de la Carta Magna dará cabida a las particularidades de Cataluña «en materia de lengua, historia, cultura, sentimientos» y que se encargará de «proteger sus competencias».

Entiendo que los secesionistas voten a los secesionistas simpáticos o antipáticos; que los castrochavistas derrotados en Venezuela y Argentina voten a sus metástasis hispánicas; y que los amantes de la libertad y la democracia y enemigos del caos votemos al PP o a C’s; pero ¿quién puede depositar una cuota de confianza en estos bocazas desnortados que usufructúan las siglas del PSOE y el PSC y que, más papistas que el Papa, también pretenden blindar en la Carta Magna la historia y los sentimientos, además de la lengua y la cultura?

Disquisición conspiranoica

Seamos ecuánimes. Los retrógrados secesionistas y sus hijos bastardos, los bocazas desnortados -todos ellos enemigos de la sociedad abierta según la definición clásica de Karl S. Popper- no son los únicos que prometen blindar la lengua y la cultura. La académica Carme Riera descarga su artillería pesada contra los cosmopolitas que agreden nuestra sacrosanta identidad mestizándola con costumbres importadas y envueltas en un lenguaje invasivo («Del pavo al viernes negro», LV, 6/12), Alterada porque una compañera de gimnasio le confió su deseo de comprar un «pavo, pavo» para celebrar dignamente el día de Acción de Gracias al estilo estadounidense, la académica Riera saca a colación otros sacrilegios contra las tradiciones autóctonas:

Como ya ha ocurrido con la de los difuntos y la castañada, de tanto arraigo en la cuenca mediterránea, tristemente sustituida por la mamarrachada de las calabazas y el foráneo Halloween, ajeno por completo a nuestra cultura.

No podía faltar lo que es, a su juicio, el abuso más reciente:

No crean que exagero con lo de la celebración del día de Acción de Gracias. Todo se andará. A tenor de la proliferación de anuncios de los descuentos del Black Friday que este año parece que se han impuesto también en nuestro país y ninguna tienda almacén, compañía aérea, hotelera o telefónica que se precie ha dejado de prometer rebajas para la fecha. (…) Aquí parece que este año ha hecho furor, de manera que los comerciantes han prolongado el viernes hasta el lunes para teñir de negro sus presuntos números rojos. Como nuestro papanatismo frente al mundo americano es apoteósico, mantenemos el nombre del viernes negro en inglés porque nos parece mucho más sugerente. (…) En mi opinión deberíamos resistir, luchar para que nuestras tradiciones pervivan sin que las llegadas de América las arruinen, como está ocurriendo.

El artículo -donde la académica confunde lo estadounidense con lo americano- concluye con una disquisición conspiranoica sobre «los poderes económicos que gobiernan el planeta» que «tratan de que, en vez de ciudadanos libres, seamos exclusivamente consumidores» dependientes de sus mandatos. La académica Riera omite mencionar otros aportes extranjeros que nuestra sociedad ha asimilado con «papanatismo apoteósico», como el Papá Noel con su reno y su trineo y el árbol de Navidad, que, según Wikipedia, tuvo su origen en Alemania en 1605, pasó por Finlandia en el 1800 y por Inglaterra en 1841 hasta llegar a España, traído por una rusa, en 1870.

En este mundo que empezó a globalizarse con los fenicios y aun antes, mal que les pese a algunos racistas encubiertos, los pueblos, los mitos, las costumbres y las lenguas han ido sedimentando y fusionándose de manera gradual y natural. Como muy bien debe de saber la chauvinista Carme Riera, su nombre se remonta al hoy codiciado Al Ándalus, donde, para los árabes, el carme era una viña y, para los nazaríes, una finca rústica en los extramuros de Granada. ¿Las palabras de origen árabe le caen más simpáticas a la académica que las de origen anglosajón?

Apogeo de la dictadura

Si los patrocinadores de la pesadilla blindada -secesionistas, bocazas desnortados y académicas chauvinistas- hurgaran en los archivos de la controvertida memoria histórica, comprobarían que su ideal del blindaje se hizo realidad en el apogeo de la dictadura totalitaria. El 16 de mayo de 1940, el general José Moscardó dictó la orden que prohibía el empleo de «vocablos genéricos extranjeros» en «rótulos, muestras, anuncios, etc.». La orden se extendió a la jerga futbolística y al nombre de los equipos.

Mi inolvidable amigo Rafael Abella citó, en Por el Imperio hacia Dios(Planeta 1978), una parrafada delirante del energúmeno Luis de Galinsoga, y explicó, a continuación:

Dentro de esta fronda verbal se producía la más esforzada campaña por depurar el idioma de neologismos extranjerizantes, «con los que se intentaba plagar la gramática, además de la moral, porque -se decía- dancing, cocktail, cabaret, son incompatibles con una conciencia hispánica que debe mantenerse pura y sobria, pero fecunda y ejemplar así en las formas como en las esencias, así en el léxico como en las virtudes incorruptibles de nuestro pueblo». Y los puristas batallaban arduamente por la castellanización y proponían sustituir grill por parrillacorner por saque de esquina,record por plusmarca y erradicar water-closet restableciendo giro tan castizo como es retrete.

Mientras los obsesos del blindaje siguen machacándonos con sus planes encaminados a institucionalizar la insularidad endogámica, que es sinónimo de mediocridad y atraso, la sociedad continúa enriqueciéndose con los valores de la Ilustración y el liberalismo, que, ahora sí, blindan nuestra civilización, vaya paradoja, contra el totalitarismo y el oscurantismo en sus múltiples encarnaciones políticas y religiosas.

EDUARDO GOLIGORSKY – LIBERTAD DIGITAL – 12/12/15