ABC 18/02/13
· Está en vigor una orden de busca y captura contra sus máximos cabecillas.
· Actividad El «aparato político» de la banda terrorista, integrado por «legales», está plenamente operativo.
Antón García Matos, «Toninho», y María Asunción Losada Camba, «Martinha», son actualmente los máximos cabecillas en la clandestinidad de Resistencia Galega (RG), un grupo que operativamente está debilitado por los últimos golpes, pero que las Fuerzas de Seguridad quieren desmantelar por completo antes de que pudiera dar un salto cualitativo y causar víctimas mortales en sus atentados. Su «aparato político», integrado por «legales», se encuentra operativo y se ha mirado en el espejo de ETA-Batasuna para diseñar su particular «movimiento de liberación nacional gallego» (MLNG), réplica del nefasto MLNV.
En el punto de mira
Aunque el terrorismo gallego se remonta a la década de los años setenta, cuando llegó a mantener contactos con ETA, Resistencia Gallega se constituyó formalmente en 2005, con la difusión de un manifiesto en una web brasileña, para recoger el testigo del Exercito Guerrilleiro do Pobo Galego Ceibe. Pretende conseguir un «estado gallego comunista», segregado de España, eso sí, con la anexión de la zona asturiana de Navia, el Bierzo leonés, la región zamorana de Sanabria y el norte de Portugal. Todo ello, mediante la práctica del terrorismo.
El objetivo de los ataques de RG son empresas energéticas, entidades bancarias, multinacionales, bienes relacionados con el turismo, obras públicas, medios de comunicación, inmobiliarias, instalaciones eléctricas o de televisión y sedes de partidos no nacionalistas, en especial del PP. Conscientes de su debilidad operativa tras estos años de rodaje y de su escaso apoyo social, sus dirigentes arengan, sin éxito, a otras organizaciones para que se sumen a sus campañas de atentados, al estilo de Al Qaida.
En los últimos meses, RG ha perpetrado cuatro atentados, aunque podrían haber sido bastantes más si no llega a ser por la eficacia de las Fuerzas de Seguridad del Estado, que le han asestado varios golpes en el momento en que los terroristas se disponían a cometer algún ataque con artefactos explosivos ya a punto. La última operación se llevó a cabo el pasado 7 de enero, en lo que fue un duro golpe a una banda en período de reestructuración por las caídas anteriores, entre ellas la de Xulio César Sayáns Suarez, uno de los cabecillas y responsable también de la organización juvenil AMI, con conexiones con Segi.
En su última campaña de atentados, dos fueron contra sedes del PP y otros dos dirigidos a oficinas del INEM. Para la comisión de atentados utilizan artefactos caseros, aunque con suficiente capacidad para provocar daños materiales y personales.
Al parecer, de momento, no buscan víctimas. Sin embargo, los expertos antiterroristas consultados consideran que en cualquier momento pueden causar desgracias humanas y a partir de ese momento Resistencia Galega podría dar un salto cualitativo y atentar ya contra personas. En esto coinciden los expertos en criminología, que advierten que lo difícil para un delincuente es matar por primera vez; a partir de entonces, el «gatillo» lo tiene más fácil. Este grupo gallego recuerda, con los oportunos matices, a lo que fue en el País Vasco la banda «Iraultza» (Revolución), de tendencia comunista independentista. No buscaba directamente víctimas, pero al final sus artefactos explosivos, también de tipo artesanal, se cobraron varias vidas, entre ellas las de algunos militantes.
Salto cualitativo
Los dos máximos cabecillas de RG, Antón García Matos, «Toninho», y María Asunción Losada Camba, han logrado, de momento, eludir estas operaciones y se encuentran ahora en la clandestinidad, presumiblemente intentando reorganizar nuevos «comandos». Sobre ellos pesa una orden internacional de busca y captura.
Doce de sus miembros están a buen recaudo; siete en prisión, y cinco en libertad aunque encausados, a la espera de juicio. Entre quienes se encuentran presos está el excabecilla Martín Santos Pérez, que se casó, entre rejas, con María Osorio López, que acaba de ser puesta en libertad.
Pero el considerado por las Fuerzas de Seguridad del Estado «aparato político» está plenamente operativo. Su «cerebro» en la sombra es Antón Arias Curto, un veterano activista ligado desde la década de los setenta a las diversas formas del terrorismo gallego.
ABC 18/02/13