La policía de Belfast, entre dos fuegos 13/01/2013 by fundacion / EL MUNDO 13/01/13 Las protestas lealistas se cobran 80 agentes heridos y resurge la amenaza de los disidentes del IRA. La violencia callejera alcanzó ayer el clímax en Belfast con 29 policías heridos en los enfrentamientos entre lealistas protestantes y republicanos católicos en el conflictivo este de la ciudad. La batalla campal se produjo al término de la marcha de un millar de manifestantes en protesta por la retirada de la bandera británica del Ayuntamiento. Discurrió sin incidentes por el centro, pero que se desbordó a orillas del río Lagan. Hasta setenta coches blindados formaron un cordón policial en Albertbridge Road, al paso de la marcha de los lealistas. Entre una lluvia de adoquines y bombas de petróleo, los antidisturbios se abrieron paso y pusieron tierra por medio entre los manifestantes y los vecinos católicos del barrio de Short Strand, que respondieron con más violencia a la provocación. Al cierre de esta edición no había información sobre el número de heridos entre la población civil. El jefe de Policía de Irlanda del Norte, Matt Baggott, confirmó sin embargo que 29 agentes tuvieron que ser atendidos en un hospital cercano, durante de una de las jornadas más violentas desde que arrancaron los disturbios hace 40 días. Hasta la fecha, más de 80 policías has resultado heridos en los enfrentamientos que se han saldado con un largo centenar de detenciones. Anoche, mientras duraba el cerco policial a Short Strand, con la ayuda de dos helicópteros, Belfast cobró el aspecto de una ciudad fanstasma. Desde hace seis semanas, el Ulster ha vuelto a ser el polvorín de sus peores épocas. Los disturbios de los lealistas y la amenaza renovada de los rescoldos del IRA han provocado una marcha atrás de al menos 15 años, cuando el Ejército Republicano Irlandés abandonó la lucha armada tras el Acuerdo del Viernes Santo. El jefe Matt Baggott agradeció ayer el esfuerzo hecho por sus hombres, pero lanzó veladamente la alarma porque la fuerzas de seguridad se encuentran diezmadas y «entre dos fuegos». Y advirtió que los esfuerzos destinados a mantener el orden en las calles han obligado a bajar peligrosamente la guardia ante la amenaza del terrorismo republicano. En noviembre pasado fue acribillado a tiros un funcionario de prisiones, David Black, en el primer atentado reivindicado por el Nuevo IRA (resultante de la fusión este verano del IRA Auténtico y otros dos grupos escindidos del extinto Ejército Republicano). Hace apenas diez días, la policía desactivó un explosivo colocado en los bajos del coche de un agente, en un atentado fallido que lleva también las trazas del nuevo grupo. Desde hace meses se respira en las calles desoladas de Belfast la sensación de que cualquier día puede volver a mascarse la tragedia y devolver el Ulster a la espiral de los peores tiempos, petrificados aún en los siniestros murales paramilitares de Sandy Row (zona protestante) o en la llamada a las armas de Shankill Road (zona católica). El IRA de la Continuidad, entre tanto, ha hecho un llamamiento desde el otro lado de frontera, amenazando con atentados contra soldados de sangre irlandesa en el ejército británico. «Las lecciones de las historia nos enseñan que mientras continúe la presencia británica en Irlanda, siempre habrá quienes luchen con todos los medios necesarios», pudo escucharse durante un acto público, organizado por el Sinn Féin. Los lealistas de Belfast amenazan ahora con bajar hasta Dublín (su incursión de este fin de semana se aplazó a última hora por su propia seguridad) y con llevar sus demandas ante el Parlamento de Westminster. Frustrados por la complacencia de los partidos unionistas en el asunto de la bandera, las protestas han alumbrado un nuevo grupo con ambiciones políticas, el Foro del Pueblo del Ulster (FP). «Los políticos unionistas nos han traicionado, empezando por el primer ministro Robinson», declaró ayer Samuel McCrory, miembro del FP, en la marcha que confluyó ante el Ayuntamiento. «Vivimos en un estado policial que castiga a los lealistas y hace la vista gorda con los republicanos… Lo único que queremos es que vuelva a ondear la Union Jack en el Ayuntamiento como llevaba haciendo todos los días durante más de un siglo». «Los lealistas hemos salido a la calle en son de paz», afirmó Linda Attwood, que acudió a la marcha con sus hijos de ocho y seis años envueltos en la bandera. «Lo que ocurre es que hay mucha gente joven entre nosotros. Ellos se sienten marginados de todo el proceso y no pueden quedarse de brazos cruzados ante la indiferencia de los políticos y la provocación policial». Los disturbios callejeros de la última semana han causado sin embargo una profunda división interna en el bando unionista. Hoy está convocada ante el Ayuntamiento una nueva manifestación, convocada por las facciones moderadas, esta vez «por la paz y la reconciliación». EL MUNDO 13/01/13