Carlos Fonseca, EL CONFIDENCIAL, 10/3/12
Cualquier iniciativa que ayude a que ETA se disuelva resulta loable, con la única condición de que sea posible. El lehendakari Patxi López propuso el pasado jueves en el Parlamento vasco la creación de una ponencia para que todos los partidos con representación en la cámara acordaran medidas para “acelerar”, según sus propias palabras, el fin de la violencia.
La propuesta abría la puerta a la participación puntual de la izquierda abertzale en los debates, como un compareciente más, y al PP aquello le pareció inaceptable. Los abertzales, por su parte, dijeron estar dispuestos a participar, pero no como “invitados”, sino como miembros de pleno derecho. Cada uno cumplió con su papel, escenificando posiciones imposibles de conciliar.
El lehendakari sabe que no hay tiempo material para que la ponencia desarrolle su trabajo, a un año justo de los comicios autonómicos, si es que no se adelantan. Es una opción que no hay que descartar a la vista del calendario político, con el Gobierno obligado a presentar unos presupuestos para 2013 muy restrictivos, que la cámara los apruebe el 30 de diciembre, y acto seguido disolver el Parlamento para cumplir los plazos electorales.
Si el Gobierno vasco decide agotar su mandato, y la ponencia fuese aprobada, sus integrantes no dispondrían de tiempo para acordar lascomparecencias, que éstas se llevasen a cabo, presentar y discutir propuestas, y alcanzar undictamen de consenso. Todo ello, además, sin la participación de la izquierda abertzale, segunda fuerza política vasca en las elecciones municipales y forales del pasado mayo, que quiere y puede discutir la hegemonía nacionalista al PNVen las autonómicas del próximo año. Un acuerdo sin contar con ella es papel mojado.
A la falta de tiempo se añade que el resto de partidos no están dispuestos a ceder a Patxi López el protagonismo de la gestión del proceso de paz. En el caso del PP porque el presidente Rajoy no va a modificar su política de firmeza contra el terrorismo, ni a entregar a los socialistas la bandera de ladisolución de ETA, aunque Antonio Basagoiti estuviese dispuesto a llegar a un acuerdo en clave vasca.
A la izquierda abertzale la propuesta le viene estratégicamente como anillo al dedo. Sabe que no puede formar parte de una ponencia parlamentaria, aunque lo exija, porque carece de representación, y también sabe, y juega con ello, que una mesa de partidos al margen del Parlamento es inviable. El victimismo y la exclusión le han dado excelentes réditos electorales, que explotará mientras pueda.
ETA tampoco va a ser una observadora neutral del debate político. No puede participar en él, pero si influir en su desenlace, y no conviene descartar que en las fechas previas a la consulta dé un golpe de efecto con, por ejemplo, la entrega simbólica de un arsenal de armas como muestra de su disposición a resolver el conflicto. La disolución vendría después.
Lo deseable es que tras la batalla electoral que todo lo contamina los partidos tengan amplitud de miras y se pongan a trabajar para alcanzar un acuerdo que incluya a todos y no deje satisfecho a nadie. Sería la mejor garantía de que el pacto es estable y tiene vocación de futuro.
Carlos Fonseca, EL CONFIDENCIAL, 10/3/12